Nuestra familia es bendecida si Cristo reina en el hogar |
1. Lectura
Bíblica: Eclesiastés
4:12
2. Meditación
familiar:
¿Está en crisis la
institución de la familia? Esta pregunta ocupa por igual a sociólogos,
antropólogos, científicos del comportamiento humano, líderes religiosos y hasta
políticos, que buscan salidas a la crisis sin precedentes que se viene desencadenando
en el mundo y que—de acuerdo con los estudiosos de tema—se refleja en un
promedio de 16 divorcios por cada 100 matrimonios en América Latina, cifra que
se duplica en Europa y Norteamérica.
Infinidad de personas
temen al matrimonio, de tal manera que en el 2010 en países como México, por
cada cien personas en edad joven, sólo 41 llegaban al matrimonio, el 35 permanecían
solteras por temor a un compromiso y 14 vivían en unión libre para garantizar
que si algo no salía bien, simplemente abandonaban la relación.
Pero más aún: nuestra
juventud avanza hacia un abismo sin fondo. La
Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito alertó a mediados de año
sobre la propagación de las drogas sintéticas.
Casi 5% de los residentes de la Unión Europea entre los 15 y 24 años han
probado estas sustancias. No escapan al problema Estaqdos Unidos, el sudeste de Asia, China, Indonesia, Japón,
Filipinas, Tailandia y Vietnam.
Gil
Kerlikowske, director de la Oficina de Política de Control Nacional de Drogas
de Estados Unidos, dijo que en todo e mundo el consumo de drogas ilícitas sigue
matando a unas 200.000 personas cada año (Tomado
de Agencia EFE. 26/06/2013).
Se
estima que 14 millones de personas de entre 16 y 65 años se inyectan drogas y
de ellos, 1,6 millones tienen el virus del Sida como resultado de esas
inyecciones. El consumo de heroína y
opio se presenta en alrededor de 16,4 millones de personas, o el 0,4% de la población
adulta del mundo. El consumo de drogas
aumentó en los últimos cinco años en más de 18%, afectando la población joven.
Si deseamos que las
familias no sigan avanzando hacia el abismo, es esencial que el primer paso lo
den los componentes de la pareja. Esa decisión debe estar orientada a un solo
punto: unidad. Si hay consenso como cónyuges en cuanto hacen, si deciden que
sus vidas no pueden marcar sin rumbo fijo, si reconocen la necesidad de aplicar
principios y valores, y sobre todo, permitir que Dios ocupe el primer lugar,
salvaremos la familia.
Es cierto que siempre
habrá diferencias como matrimonio. Es comprensible porque son dos mundos
adultos bajo un mismo techo, pero si coincidimos en la necesidad de conciliar
por el bien común, de los esposos pero también de los hijos, se habrá escalado,
aunque parezca poco, hacia la unidad.
En las Escrituras leemos
que “…si alguien puede prevalecer contra el que está solo, dos
lo resistirán. Un cordel de tres hilos no se rompe fácilmente.” (Eclesiastés
4:12. La Biblia de Las Américas)
Por supuesto, no
esperamos que sea algo fácil porque demanda vencer el orgullo. No obstante si
concedemos un lugar de prelación al Señor, sin duda podremos lograrlo.
Jesucristo nos une como pareja y nos permite, en el proceso de crecimiento
personal y espiritual, experimentar sanidad interior de las heridas que
pudiéramos habernos causado.
3. Oración familiar:
a. ¿Están atravesando
crisis como familia?
“Amado
Dios, gracias porque siempre nos provees, nos ayudas y permites que disfrutemos
de salud. Reconocemos que debemos concederte el primer lugar. Hoy te abrimos
las puertas del hogar y te pedimos que reines en Él. Si tú eres nuestro Dios en
familia, estamos llamados a tener la victoria en todas las circunstancias y a
crecer cada día. Amén!”
©
Fernando Alexis Jiménez
0 comentarios:
Publicar un comentario