Dios nos llama como familia a ser bendecidos |
1. Lectura Bíblica: Levítico 26:18-21
2. Meditación familiar:
Una apesadumbrada mujer me escribió adolorida en su corazón porque nada
prosperaba en su familia. Cada peso que entraba al hogar se le iba como agua
entre los dedos al tiempo que muchos de sus allegados: esposo e hijos,
permanecían enfermos. ¿Qué hacer? Era su pregunta recurrente. Cuando comenzamos
a auscultar su vida, descubrimos que en procura de ser prosperada, buscaba que
una bruja le leyera las cartas. ¿Cómo iba a ser bendecida en tales
circunstancias? Lo que estaba atrayendo eran maldiciones y persistirían hasta
que renunciara a cada una de ellas.
Cuando decididamente pecamos contra Dios, las maldiciones nos golpean
directamente, pero más grave aún: toman un carácter generacional y alcanzarán a
nuestros hijos y toda la descendencia.
La advertencia que Dios Padre hizo a los israelitas y también a nosotros
es muy clara: “Y si a pesar de todo esto, todavía me
desobedecen, los castigaré siete veces por sus pecados. Quebrantaré su espíritu
orgulloso al hacer que el cielo sea tan rígido como el hierro y la tierra tan
dura como el bronce. Todo su trabajo será en vano, porque la tierra no dará
cosechas y los árboles no producirán fruto. Si aun así permanecen hostiles
conmigo y rehúsan obedecerme, aumentaré siete veces el desastre a causa de sus
pecados.”(Levítico 26:18-21. Nueva Traducción Viviente)
Un profesor de matemática de una conocida universidad, en Santiago de
Cali, mostró escepticismo frente a los temas espirituales; no obstante, cuando
comprobó todo lo encierra, reconoció el error de abrir puertas al ocultismo. “Jamás imaginé que el asunto fuera tan serio”,
me dijo.
Nuestro amoroso Creador promete bendiciones las que sin duda alcanzamos
cuando caminamos conforme a Su voluntad; la decisión de recibir maldiciones es
de cada uno de nosotros: “Deben guardar
mis días de descanso y mostrar reverencia por mi santuario. Yo soy el Señor. Si siguen mis decretos y se
aseguran de obedecer mis mandatos, les enviaré las lluvias de temporada.
Entonces la tierra les dará sus cosechas y los árboles del campo producirán su
fruto. La
temporada de la trilla continuará aun después del comienzo de la cosecha de la
uva, y la cosecha de la uva continuará aun después de la temporada de la
siembra del grano. Comerán hasta saciarse y vivirán en seguridad dentro de su
tierra.”(Levítico 26:3-6. Nueva Traducción Viviente)
¿Desea prosperidad? Todos, sin duda. ¿Anhela una buena salud? No puedo
encontrar quien no la quiera. ¿Bendiciones para su familia y sus generaciones
siguientes? Sin duda que sí. La solución entonces, estriba en volver la mirada
a Dios y permitirle que gobierne nuestra vida y familia.
Permita que Jesucristo sea el centro de su familia. Deje que Él gobierne
y bendiga ricamente sus planes y proyectos. Pídale con fe que rompa toda
maldición generacional que haya podido venirles afectando. Recuerde que el
propósito eterno de nuestro amado Creador es que seamos bendecidos en la salud,
la economía y nuestra vida espiritual.
3. Oración familiar:
“Padre amado: Gracias por que es por la obra de nuestro amado Salvador Jesucristo, que somos salvos. Él nos hace bendecidos, vencedores y una familia unida. Es en el Nombre del Señor Jesús que renunciamos a toda maldición generacional que pudiera pesar sobre nuestros padres. Cortamos, en la autoridad de Cristo, con todo lo que impida las bendiciones para nosotros. Hoy nos declaramos una familia bendecida. Quédate con nosotros, Amén”
© Fernando Alexis Jiménez
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