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Dios lo busca afanosamente para darle una nueva vida...

Dios lo busca afanosamente
para darle una vida plena
Fernando Alexis Jiménez
I
magine por un instante a alguien que recién sale de su trabajo. Fin de mes. A duras penas tiene el dinero suficiente para irse a casa. Está apurado. Son las seis de la tarde y en Santiago de Cali la brisa de los farallones baña el rostro de todos. Comparten un propósito común: llegar a sus hogares pronto. Antes incluso de que se produzca el embotellamiento del tráfico. En la noche es insoportable.


¿Escasez? Todos la hemos enfrentado y Dios, en ese momento, reafirma que es nuestro proveedor…

Va camino a la playa de estacionamiento de autobuses. Lleva las monedas en su mano derecha. Juguetea con ellas nerviosamente. Está ansioso. “Ojalá pase pronto mi colectivo”, medita.

De pronto, tropieza. No estaba dentro de su presupuesto mental. Es más, era lo que menos pudo suponer que ocurriría. “Un incidente normal”, pensará usted. No, no lo fue. Una de las monedas rodó por el suelo. Los segundos que tardó en recorrer unos pocos centímetros, le parecieron eternos. Y cayó dentro de una rejilla de alcantarillado.

Nuestro amado y poderoso Dios
quiere que experimentemos
una vida plena...
Sin pensarlo dos veces se puso a buscarla. Estaba desesperado. Es cierto que se trataba de una divisa de mínimo valor, pero la necesitaba. Era la forma de asegurar su transporte a casa.

Lo esperaba su esposa y un pequeñín de tres años. Estaba hurgando en el fondo de la recámara cuando lo encontró un agente de policía. Le llamó la atención. “¿Qué hace ahí?”, le inquirió. La explicación del sujeto expresaba tanto su angustia, que el guarda le ayudo a sacarla del fondo húmedo.

Cuando tuvo la moneda de nuevo en su mano, sonrió como si hubiese ganado un valioso trofeo.

El Señor va en su búsqueda


Dios anda afanosamente en su búsqueda…

El hombre tirado junto a una cámara de desagüe fue patética, pero refleja a quien busca afanosamente algo que perdió. Así es Dios. Él sabe de su situación azarosa. Es conciente de los momentos de sufrimiento que ha atravesado. Sabe de su desesperanza. Pero ante todo: desea ayudarlo. Por eso va en su búsqueda.

El Señor Jesús lo describió de la siguiente manera: “¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿acaso no dejaría las otras noventa y nuevo en el monte para ir a buscar la oveja extraviada? Y si logra encontrarla, de seguro se alegrará más por esa oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron. Así también, el Padre de ustedes que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños.”(Mateo 18:10-14. Versión Popular).

Cuando sienta que llegó al final del camino, que está desorientado, que no encuentra una salida a su crisis, que nadie lo entiende y que está solo, recuerde que nuestro Padre celestial lo ama y va en procura suya. Tiene el propósito de encontrarlo y ofrecerle una vida renovada, prometedora y plena.

No siga dándose tumbos contra el mundo. En sus fuerzas no puede cambiar, pero sí en las fuerzas de Dios. Acéptelo hoy. Recíbalo en su corazón como el único y suficiente Salvador. Descubrirá que hay un mundo por descubrir y disfrutar. ¡Decídase ahora mismo!

Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirme a pastorfernandoalexis@hotmail.com o llámeme al (0057)317-4913705…
© Fernando Alexis Jiménez



Escuche de lunes a viernes VIDA DE ÉXITO con Fernando Alexis Jiménez, a las 4.00 pm, hora de Colombia a través de www.triunfandostereo.org Ah, recuerde que en http://estudiosbiblicos.jimdo.com tenemos siempre material nuevo cada día lo mismo que en  http://www.guerraespiritual.org/


Cinco principios para dejar el hábito de las palabras vulgares

Cinco principios para dejar el hábito de las
palabras vulgares

Las palabras soeces levantan barreras en nuestras relaciones interpersonales. Ser vulgares nos afecta en todas las áreas de nuestra vida: tanto en lo personal como en la dimensión espiritual. ¿Qué hacer? Descubra principios que le permitirá sobreponerse a la vulgaridad en su forma de expresarse…

Fernando Alexis Jiménez
E
n el barrio no lo conocían por su nombre, sino por el mote de “vulgarcito”. No, no se equivoque, no era por que fuera bajo de estatura sino porque pronunciaba cien palabras vulgares en un minuto.

            Roberto, con ojos brillantes que reflejaban agresividad y una compulsión irracional de acentuar sus palabras con gestos. Soez, procaz, ofensivo. Su esposa Rebeca, quien testimoniaba con un rostro surcado de arrugas, los lagos años al lado de un hombre violento y grosero, aseguraba que jamás en treinta años de relación de pareja lo había escuchado decir algo edificante.

            --Es vulgar y ya me resigné que será asíhasta la muerte—se quejaba ella.

            Solo sus padres y hermanos sabían que su verdadero nombre era Roberto.

            Era por naturaleza inseguro, aun cuando encubría su vulnerabilidad con una actitud camorrera.

            Murió meses después de una cirrosis. Sus amigos lo acompañaron y uno de ellos colocó, con pintura roja: “Aquí yace vulgarcito. Nunca pudo ser decente”. Creyeron que sería algo cómico, pero se convirtió en la descripción de lo que fue en vida.

            Surgen aquí dos interrogantes que sólo usted puede responder:
            … ¿Cómo lo conocen e indentifican quienes le rodean, ¿Cómo alguien vulgar o decente en la forma             de hablar?
            … ¿Acompaña sus expresiones cotidianas con vulgaridad?¿Está haciendo algo para abandonar el             trato soez y agresivo con el que se dirige a las demás personas?
            Preguntémos además, ¿Cómo nos afectan las palabras vulgares?

Las palabrasa vulgares, hablan mal de nosotros



Las palabras vulgares hechan a perder nuestra imagen


Las palabras vulgares afectan nuestra imagen, y no solo nuestra apreciación individual sino lo que piensan y dicen los demás respecto a nosotros. ¿La razón? Lo que expresamos revela qué hay dentro, como lo enseñó el Señor Jesús: “Lo que ustedes enseñan es tan malo como el veneno de una serpiente. ¡Claro!¿Cómo van a decir cosas buenas, si ustedes son malos? Porque si alguien es bueno, siempre dice cosas buenas, y si es malo, siempre dice cosas malas.”(Mateo 12:34, 35, Traducción en Lenguaje Actual)


            Es evidente: si anidamos maldad en el corazón, hablaremos maldad. Debemos tener en cuenta que las palabras soeces pueden convertirse en un hábito. Y cuando esto sucede, ponen en evidencia que no hemos experimentado un sólido cambio y crecimiento interior. El amado Maestro lo sintetizó magistralmente cuando dijo: “Ustedes los podrán reconocer, pues no hacen nada bueno. Son como los espinos, que sólo te hieren. El árbol bueno sólo produce frutos buenos y el árbol malo sólo produce frutos malos.”(Mateo 7:15-18, Traducción en Lenguaje Actual)

            Quizá reconoce que tiene problemas con sus palabras. Es vulgar. Una y otra vez ha intentado sobrepopnerse a la procacidad con la que se expresa y reincidió en la misma situación. ¡Es tiempo de hacer un examen cuidadoso de su comportamiento!

Afectan las relacione sinterpersonales



La vulgaridad levanta barreras en las relaciones interpersonales


Ser vulgar al expresarnos levanta una enorme barrera en las relaciones interpersonales. Ofende a quienes nos rodean. Cada palabra termina alimentando una actitud agresiva.

Cuando vamos a las Escrituras hallamos que se asocia a alguien perfecto con las personas que hablan apropiadamente: “Todos cometemos muchas faltas. ¿Quién, entonces, es una persona madura? Sólo quien es capaz de dominar su lengua y de dominarse a sí mismo.”(Santiago 3:2, Traducción en Lenguaje Actual)

            También advierte sobre la necesidad de medir el alcance de todo cuanto decimos: “Hablar mucho es de tontos; saber callar es de sabios.”(Proverbios 10:19, Traducción en Lenguaje Actual)

            Si tiene problemas porque acompaña cada diálogo con expresiones vulgares y ese comportamiento le está trayendo dificultades  con otras personas, es necesario hacer un alto en el camino y aplicar correctivos con ayuda de Dios.


Las palabras vulgares hechan a perder nuestra imagen



Afecta nuestra vida espiritual

Quien no refrena sus palabras y deja que afloren expresiones vulgares, levanta también una enorme barrera en la relación con Dios. Pone tropiezo a nuestras oraciones: “Con nuestra lengua podemos bendecir o maldecir. Con ella alabamos a nuestro Dios y Padre, y también insultamos a nuestros semejantes, que Dios hizo parecidos a él mismo. Hermanos, ¡esto no debe ser así! De un mismo pozo no puede salir agua dulce y agua amarga o salada.”(Santiago 3:10, 11. Traducción en Lenguaje Actual)

Las palabras vulgares levantan una
enorme barrera en las relaciones
interpersonales...
            Ahora, quien nos escuche expresiones con procacidad, dudará de cuál es nuestra relación con Dios; sería tanto como ir en contravía de los principios de cambio y crecimiento personal y espiritual que nos deben caracterizar. “Ustedes deben cambiar completamente su manera de pensar; y ser honestos y santos de verdad como corresponde a personas que Dios ha vuelto a crear, para ser como él.”(Efesios 4.23, 24. Traducción en Lenguaje Actual)

            ¿Acaso las malas palabras nos gobiernan? Es tiempo de decidirse por el cambio y la transformación con ayuda de Dios. Recuerde que responderemos ante Dios por cada unqa de nuestras palabras, como enseñó el Señor Jesús: “Les aseguro que en el día del juicio final todos tendrán que explicar por qué hablaron para hacerles daño a los demás. Dios juzgará a cada uno de acuerdo con sus palabras: Si dijeron cosas buenas se salvarán, pero su dijeron cosas malas serán castigados.”(Mateo 12:36, 37. Traducción en Lenguaje Actual)

            ¿Se da cuenta de la trascendencia de medir cuidadosamente lo que decimos?
Cinco principios transformadores

Comparto con usted cinco principios sencillos pero eficaces que le permitirán experimentar transformación en su forma de hablar, dejando de lado las palabras soeces que tanto nos perjudican:

            1. Reconozca en grado de perjuicio de las palabras vulgares

            Un paso esencial para cambiar con ayuda de Dios, estriba en reconocer el grado de perjuicio que trae a nuestra vida el expresarnos con vulgaridad.  Recuerde que nos perjudica enormemente en las dimensiones personal y espiritual.



La
decisión de abandonar las palabras vulgares es personal. Nadie le obliga


2. Sométase a la voluntad de Dios

La voluntad de Dios es que experimentemos transformación en la forma de expresarnos. Y como hombres y mujeres renovados, debemos someternos a su propósito para nosotros, como escribió el apóstol Pablo: “No digan malas palabras. Al contrario, digan siempre cosas buenas, que ayudan a los demás a crecer espiritualmente, pues eso es muy necesario.”(Efesios 4:29, Traducción en Lenguaje Actual)

3. Reconozca que las palabras edifican o destruyen

Todos los seres humanos debemos medir cuidadosamente el alcance de cuanto decimos, concientes que nuestras palabras edifican o destruyen. La Biblia enseña que “La lengua tiene poder para dar vida y para quitarla; los que no paran de hablar sufren las consecuencias.”(Proverbios 18:21, Traducción en Lenguaje Actual)

            Es clave que seamos moderados al hablar por que “…el que mucho habla dice muchas tonterías.”(Eclesiastes 5:3 b, Traducción en Lenguaje Actual). No olvide que “Si alguien se cree muy santo y no cuida sus palabras, se engaña a sí mismo y de nada le sirve tanta religiosidad.”(Santiago 1.26, Traducción en Lenguaje Actual)

            4. Limpier sus palabras de toda mancha de maldad



No deje pasar este día sin tomar la mejor decisió: Recibir a Cristo como Señor y Salvador


            Como hombres y mujeres renovados, es tiempo de limpiar las palabras de toda carga de maldad, como enseñó el rey Salomón: “Si quieren mgozar de la vida y vivir una vida feliz, dejen de hablar mal de otros y de andar diciendo mentiras; aléjense del mal y hagan lo bueno, y procuren vivir siempre en paz.”(Proverbios 34:12-14, Traducción en Lenguaje Actual)

            5. Pida la ayuda de Dios

            En nuestras fuerzas difícilmente cambiamos; sin embargo, con ayuda de Dios, experimentamos la transformación y crecimiento personal y espiritual que tanto anhelamos. Él nos da el poder para lograrlo y hacer realidad la recomendación del apóstol Pablo: “Hablen siempre de cosas buenas, díganlas de manera agradable, y piensen bien cómo se debe contestar a cada uno.”(Colosenses 4:6; Cf. Marcos 9:50, Traducción en Lenguaje Actual)

            ¡Su vida puede ser diferente! Basta que le abra las puertas de su corazón a Dios. Él quiere ayudarle en ese proceso de cambio. Le permitirá transformar su forma de expresarse.

¿Ya recibió a Jesucristo?

Es esencial que le abramos las puertas de nuestro corazón a Jesucristo. Es el paso más importante. Hacerlo es sencillo. Recibirlo en nuestro ser como único y suficiente Salvador. Es muy sencillo. Puede hacerlo ahora mismo, allí donde se encuentra. Dígale: “Señor Jesús, reconozco mi pecado. Gracias por morir en la cruz para traerme perdón y abrirme las puertas a una nueva vida. Te recibo Señor Jesucristo como mi único y suficiente Salvador. Declaro que mi vida te pertenece. Haz de mi la persona que tú quieres que yo sea e inscribe mi nombre en el libro de la vida. Amén”

            ¡Bienvenido a la libertad! Cristo lo hace libre. En adelante, permanezca prendido de la mano de Jesucristo. Ahora tengo tres recomendaciones para usted. La primera, hacer de la oración un principio de vida diario; el segundo, lea la Biblia. Aprenderá principios maravillosos para su crecimiento personal y espiritual, y por último, comience a congregarse en una iglesia cristiana. ¡Su vida jamás será la misma!

            Si tiene alguna inquietud, por favor, no dude en escribirme a pastorfernandoalexis@hotmail.com o llamarme al (0057) 317-4913705

© Fernando Alexis Jiménez

¿En qué se equivocaron los Mayas con el fin del mundo?

¿En qué se equivocaron los Mayas con el fin del mundo?

Los Mayas jamás predijeron el fin del mundo. Hay errores de interpretación, aseguran científicos. Inscripciones mayas están deterioradas y no se puede especificar fechas para la conclusión e iniciación de una nueva era.

Fernando Alexis Jiménez
E
l anuncio sorprendió. Lo publicaron en diferentes medios. Una empresa norteamericana ofrecía, a precios exorbitantes pero pagaderos en módicas cuotas mensuales, refugios para el fin del mundo anunciado por los Mayas.



Millones de libros que generan ganancias insospechadas, generan las especulaciones sobre los Mayas


            En total se trata de veinte estructuras subterráneas capaces de soportar todo tipo de grandes catástrofes, desde guerras biológicas o nucleares hasta el impacto de un gran asteroide, una rabiosa tormenta solar o un potente terremoto como consecuencia de la catástrofe cósmica universal anunciada por las supuestas profecías de los Mayas.

Cada centro para refugiarse, de 20.000 metros cuadrados distribuidos en cinco pisos subterráneos con paredes de casi un metro de espesor, tendrá capacidad para acoger a unas 200 personas.

Según promete la empresa, los refugios estarán abastecidos con alimentos «gourmet» para un año y asistencia médica y dental, como puede verse en el vídeo que acompaña estas líneas. Por supuesto, salvar la vida en uno de estos lugares será un privilegio para unos pocos. Una plaza cuesta nada menos que 50.000 dólares. Hasta el momento, la empresa ha recibido 1.000 solicitudes. La construcción de cada refugio cuesta unos 10 millones de dólares.
 
            Además de salvar las vidas de
los potenciales compradores de su espacio, cada refugio se convertirá también en un depósito de ADN.

Los Mayas nunca hablaron del fin del mundo

            Alrededor de las famosas “profecías de los mayas” se ha generado toda una industria que venden anualmente más de veinte millones de ejemplares de revistas, libros, publicaciones diversas y documentales que generan miles de dólares. ¿De qué hablan estos materiales? Del fin del mundo según los oráculos, escritos y símbolos que dejó esta comunidad indígena centroamericana. Toman como base la terminación de su calendario, que vendría a ser el 21 de diciembre de 2012—de acuerdo con nuestro sistema de medición de los días.



Expertos aseguran que los Mayas jamás anunciaron fin del mundo


            Advierten que se producirán cambios de alcance mundial que debe ir de la mano de un cambio en todas las personas para “impulsar la humanidad hacia una nueva era”, como advierten los propagadores de las enseñanzas quienes han escrito millares de libros y artículos que copan hoy muchos portales de la Internet, facilitando su difusión.

            La que más despierta controversia y sirve de fundamento a las especulaciones, es la primera profecía según la cual a partir de 1999 quedan 13 años para aplicar modificaciones a la conciencia y actitud del género humano.

            El comienzo de la conmoción universal se producirá en el sol. El comportamiento de la humanidad, según explicaron en sus escritos los sacerdotes Mayas, experimentaría una modificación sin precedentes. El “nuevo amanecer” de la humanidad—escribieron—estará precedido por una oscuridad sin antecedentes. Esto implica que el infierno y el cielo se estarán manifestando al mismo tiempo y cada quien decidirá el camino a seguir. Después vendrá el fin de los tiempos presentes.

¿Fin de una era o fin del mundo?

            Pero, ¿es esto así?. En absoluto. Los Mayas jamás se refirieron al fin del mundo. El antropólogo, Orlando Casares, explicó que “Para los Mayas no existía la concepción del fin del mundo porque concebían el tiempo como cíclico, es decir, terminaba una era y comenzaba otra. La interpretación según la cual los Mayas anunciaron el fin de todas las cosas, ha sido un error histórico…” (Artículo: “¿Quién entiende a los Mayas?. Diario El País, Octubre 28 de 2011, página C4. Colombia).



El calendario Maya es uno de los más exactos del mundo


Este investigador, vinculado al Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH),  precisa que  la cultura maya hacía sus cálculos a partir del estudio de los astros y tenían definidas eras que tienen una fecha específica de iniciación y una de terminación, para dar lugar a un nuevo ciclo.

El año para esta cultura tenía dos divisiones: la primera, un calendario cotidiano de actividades compuesto por 365 días llamado Habab, y otro de 20 días denominado Tzolkin, que compendiaba las celebraciones rituales con fechas puntuales.

            El tiempo lo unían en una rueda calendárica que duraba 52 años. A su vez, varias de estas ruedas convergían en el Bakkun, que era un período de 144 mil días, y 13 de estos Bakkuns, constituían una era.

            Ahora, algo más revelador, una serie de signos y escrituras que se refieren a la quinta era Maya y que sirven de fundamento para las especulaciones de los avivatos, están deteriorados por lo que no se puede asegurar que el 12 o el 21 de diciembre del 2012 sirvan de base para afirmar que concluirá o iniciará otra era.

            Hay sin duda, un error de interpretación, y de otro, mucha especulación propiciada por quienes están generando ganancias con este engaño mundial. 

¿Podemos creerle a los Mayas?

            En absoluto, ni a los Mayas ni a nadie que asegure tener fechas exactas sobre el fin del mundo ya que el propio apóstol Pablo advirtió:   “Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea maldito.”(Gálatas 1:8, Reina Valera 1960) Recordemos un poco de la historia de este pueblo aborigen centroamericano, para que encontremos su íntima relación con el ocultismo.

            Aquí cabe relacionar la unión entre las prácticas Mayas y el ocultismo, que está sacando el mejor partido de estas especulaciones. ¿La razón? Hoy día nos sorprenden los sacrificios humanos. Causan estupor cuando los asociamos a su realidad: la estrecha relación que tienen con las ceremonias satánicas. Son rituales que datan desde los celtas  de la edad de bronce y en la adoración de los dioses en Escandinavia. Para los habitantes de la antigua Cartago, enemiga sempiterna de Roma, el asesinato ritualista de infantes recién nacidos, era también una manera de aplacar a sus deidades.

            Ahora: sorpréndase, en América era común entre los Mayas e Incas, entre otras culturas indígenas.



Los Mayas no tenían una concepción del fin del mundo



            En el México prehispánico las muertes rituales se llevaban a cabo principalmente en las fiestas que tenían lugar en cada mes del calendario (18 meses de 20 días cada uno) y que estaban dedicadas a una determinada divinidad.

            El propósito de estas ceremonias era ejercer influencia en los ciclos de la naturaleza. Después de celebraciones en las que se cantaba y bailaba, se participaba en procesiones, o bien, se realizaban distintos actos de penitencia, como ayunos y punciones; las festividades mensuales alcanzaban su punto culminante en una ceremonia en la que, por lo general, se sacrificaban vidas de personas.
 
            Existían también otras formas de sacrificio. En la fiesta Quiauitl eua, algunos niños eran ahogados en honor a la deidad de la lluvia, Tlaloc, y en la fiesta dedicada a la deidad de la tierra se decapitaba a una joven. Hombres vivos, que se encontraban bajo el efecto del yauhtli (tagetes lucida) eran arrojados al fuego en la fiesta dedicada a Xocotl Uetzi.

            Por su parte en la fiesta Tlacaxipeualiztli se realizaba el llamado sacrificio gladiatorio: el prisionero de guerra, atado con una cuerda a una enorme piedra redonda, perforada en su centro, debía luchar contra los guerreros aztecas. En caso de que el prisionero ofreciera resistencia por un largo rato, podía salvar su vida como premio al valor. Pero en la mayoría de los casos, después de una corta pelea, se desplomaba mal herido y moría cuando el sacerdote le abría el pecho con un cuchillo de obsidiana.

            En las ceremonias, el sacerdote, que iba desnudo, se vestía con la piel de la víctima –generalmente niños-- que era separada de su cuerpo, como escribió Diego de Landa, Arzobispo de Yucatán (1,524-1,579). Uno de sus fundamentos son los restos de un menor hallados en las ruinas mayas de la Ciudad de Chichén Itzá. chi (boca), chén (laguna) y itzá (los Mayas) En esa laguna se encontraron 127 esqueletos que fueron analizados en Physical Anthropology Sektion, del Museo antropologico de México. El 80% eran criaturas entre 3 y 11 años. Esta práctica es muy similar a la utilizada por los adoradores del dios fenicio Moloc.

Nadie sabe cuánto será el fin del mundo



Sólo Dios sabe a ciencia cierta cuánto terminará el mundo


No desconocemos que esta cultura indígena alcanzó un desarrollo admirable en campos como la escritura (jeroglíficos o Copán), el lenguaje, la astronomía y las matemáticas entre otras disciplinas, pero eso hecho no debe llevarnos a concluir que las profecías Mayas son la verdad revelada y que el mundo terminará el 21 de diciembre de 2012. Recordemos lo que enseñó el Señor Jesús: “Nadie sabe el día ni la hora en que yo vendré; no lo saben ni siquiera los ángeles del cielo. Es más, tampoco yo lo se. Sólo Dios, mi Padre, lo sabe.”(Mateo 24:36, Traducción en Lenguaje Actual)

            Aún cuando no podemos determinar cuándo estará listo el escenario para el regreso del Señor Jesucristo, nuestro Salvador hizo algunos adelantos: “Ustedes oirán que en algunos países habrá guerras, y que otros países están a punto de pelearse. Pero no se asusten; estas cosas pasarán, pero todavía no será el fin del tiempo. Porque los   países pelearán unos contra otros, la gente no tendrá qué comer, y en muchos lugares habrá terremotos.”(Mateo 24:6-8, Traducción en Lenguaje Actual)

            Otra evidencia inequívoca, es el distanciamiento de Dios por parte del género humano. El apóstol Pablo instruyó que “… antes que llegue el fin del mundo, la gente enfrentará muchas dificultades. Habrá gente egoísta… No respetarán a Dios ni obedecerán a sus padres, sino que serán malagradecidos y ofenderán a todos. Serán crueles y violentos, no podrán dominar sus malos deseos, se llenarán de odio, dirán mentiras acerca de los demás, y odiarán todo lo que es bueno.”(2 Timoteo 2:1-3, Traducción en Lenguaje Actual)
 
            Estas evidencias, que en millares de personas producen desespero, llevan a quienes se aprovechan de la credulidad de las personas para atribuirle a los Mayas supuestas profecías sobre el fin del mundo.

            No es nada nuevo porque en medio del panorama que nos rodea, surgen muchos aquí y allá vaticinando que es inminente el fin del mundo. Llegan incluso a fijar fechas; sin embargo, el Señor Jesús alertó que “Llegarán muchos falsos profetas y engañarán a muchas personas.”(Mateo 24:11, Traducción en Lenguaje Actual)

            ¿Qué hacer? Lo esencial: permanecer alerta, fieles a Cristo. Que no nos sorprenda la noche y estemos inmersos en una vida de pecado porque en ese caso, lo que sí tendríamos asegurada, es la condenación eterna. Fidelidad a Dios y perseverancia a pesar de que todo alrededor amenace con venirse a tierra. Eh ahí lo esencial.
 
¿Recibió a Cristo en su corazón?

            La mejor decisión que toda persona puede tomar, es rendirse a Cristo, Abrirle las puertas de su corazón. Es sencillo, basta que le diga en oración allí donde se encuentra; “Señor Jesucristo, reconozco que he pecado y que hasta hoy, mi vida ha sido un fracaso porque la mente del viejo hombre me dominaba. Gracias por morir por mis pecados en la cruz y abrirme las puertas a una existencia renovada. Te recibo en mi corazón como único y suficiente Salvador. Haz de mi la persona que tú quieres que yo sea. Amén”


No deje pasar la maravillosa oportunidad de recibir a Jesucristo como Señor y Salvador




            Puedo asegurarle que su vida jamás será la misma. Aceptar a Cristo es la mejor decisión. Ahora tengo tres recomendaciones para usted: la primera, que ore diariamente. Orar es hablar con Dios. La segunda, que lea la Biblia. Es un libro maravilloso en el que aprenderá principios para el crecimiento y la transformación personal y espiritual, y por último: comience a congregarse en una Iglesia cristiana. Otras personas que comparten su fe en Jesucristo, le ayudarán en el proceso de cambio.
 
            Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirme a pastorfernandoalexis@hotmail.com o llamando al (0057) 317-4913705.
 
© Fernando Alexis Jiménez

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