1. Lectura
Bíblica: 1
Reyes 19:1-4; Salmo 23:1-5
2. Meditación
familiar:
La imagen más triste que
puedo recordar en los últimos años, es la de un payaso triste. Estaba sentado
en la acerca, al caer la tarde, cuando todas las personas se arremolinan en el
centro de la ciudad de regreso a casa. A nadie le importó su situación, iban de
paso, ajenos al drama de aquél hombre. Y digo que me impactó porque lo más
probable es que, en medio de ese gentío, el payaso se sintiera solo, y triste.
Tal vez no había hecho el dinero necesario para llegar a casa.
Tristeza, soledad,
abandono, deseos de no seguir luchando. Muchos sentimientos que se amalgaman en
nuestra vida y nos llevan a sentir que nada vale la pena.
Esos sentimientos
encontrados embargaron a Elías, el profeta de Dios, cuando Jezabel mandó
amenazarle: “Cuando Acab llegó a su casa, le contó a
Jezabel todo lo que Elías había hecho, incluso la manera en que había matado a
todos los profetas de Baal. Entonces Jezabel le mandó este mensaje a Elías:
«Que los dioses me hieran e incluso me maten si mañana a esta hora yo no te he
matado, así como tú los mataste a ellos». Elías tuvo miedo y huyó para salvar
su vida…”(1 Reyes 19:1-3 a. Nueva Traducción Viviente)
Imagínese: pocos días
antes había dado muerte a 450 profetas de Baal, lo que por supuesto iracundizó
a su benefactora, la reina Jezabel, y ahora era ella—la encarnación del enemigo
espiritual—quien quería dar muerte al siervo del Señor.
¿Le ha ocurrido alguna
vez que justo cuando creía que todo iba bien, surgen los problemas y siente que
va camino al abismo? Elías estaba desconcertado y desorientado. Desconfió de la
protección de Dios, le hizo juego al diablo porque se dejó embargar por el
miedo, y tomó la peor de las decisiones: salió huyendo. Insisto: es la peor decisión. Cuando vienen
los problemas debemos afincarnos en Dios y encarar las situaciones, por
difíciles que parezcan.
Cuando se sienta al
igual que Elías atravesando por una situación que considera, es muy compleja y
no tiene solución; aun cuando los problemas parezcan muy pero muy grandes,
recuerde que nuestro amado Dios está siempre con nosotros. El rey David lo
describió magistralmente al escribir: “Él
renueva mis fuerzas. Me guía por sendas correctas, y así da honra a su nombre. Aun
cuando yo pase por el valle más oscuro, no temeré, porque tú estás a mi
lado. Tu vara y tu cayado me protegen y me confortan.”(Salmo 23:3, 4. NTV)
Es cierto, hay momentos
en que los obstáculos parecen gigantes, pero quien pelea las batallas por
nosotros, nuestro amado Dios, es más grande que cualquier montaña.
En medio de la situación
que esté atravesando, que desconozco, puedo asegurarle que el Señor estará
siempre con usted; no le dejará solo jamás. Hoy es el día para volver su mirada
a Él.
Y por encima de todo, mi
mayor recomendación es que le abra las puertas de su corazón y le reciba como
su único y suficiente Salvador, en la certeza de que Dios traerá transformación
personal y espiritual en su vida.
3. Oración familiar:
“Amado
Padre celestial cada día encontramos como familia, que tú renuevas tu
misericordia hacia nosotros. Te damos gracias por tu apoyo, ayuda en momentos
difíciles y provisión cuando lo necesitamos. Sometemos hoy en tus manos lo que
vamos a realizar en este día y te rogamos que nos prosperes. Amén”
©
Fernando Alexis Jiménez
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