Es importante que como cristianos y familia hagamos un alto en el camino |
2. Meditación familiar:
Cuando Ralph estaba en
el punto más crítico de su situación financiera, hasta el punto que debía mucho
dinero, los acreedores lo esperaban a las puertas de la oficina y, a pesar de
que lo intentaba una y otra vez, las cuentas nunca daban, lo primero en lo que
pensó fue en quitarse la visa. “Era la
única alternativa que veía a mano”, relató al recordar la noche en la que
después de haber consumido alcohol, sacó el revólver del escritorio y quiso
dispararse.
Estaba solo y en la
desolación de su habitación solo podía apreciarse el débil resplandor de una
lámpara de noche.
Por mucho que daba
vueltas al asunto parecía no encontrar salida al laberinto que atravesaba
diariamente; un martirio que iniciaba al abrir los ojos y que persistía hasta
que, bien entrada la madrugada, conciliaba algo de sueño, cansado por el trajín
diario. “Iba a disparar cuando recordé a
mi madre: Sus consejos y algo en lo que siempre me insistió, y era que en
ninguna circunstancia estaba solo porque Dios estaba conmigo.”
Ese fugaz pensamiento le
llamó a desistir de su decisión. Y empezar un nuevo camino, porque decidió
vivir y—prendido de la mano del Señor Jesús—empezar a buscar soluciones para
las crecientes deudas…
Todos los seres humanos
debemos hacer un alto en el camino. Detenernos. No dilatar la determinación de
cambiar. Con frecuencia la dejamos para mañana y ese mañana nunca llega.
El patriarca Job
escribió hace muchos siglos: “Si te vuelves
al Todopoderoso, serás restaurado, por lo tanto, limpia tu vida. Si renuncias a
tu codicia del dinero y arrojas tu precioso oro al río, el Todopoderoso será tu
tesoro. ¡Él será tu plata preciosa!». ” (Job 22:23-25. Nueva Traducción
Viviente)
¿Cuál es el principio
para ser restaurado y retomar el sendero apropiado en nuestra existencia? La
respuesta es sencilla y categórica: volvernos a Dios. Es una decisión personal,
a la que nadie nos obliga. Está íntimamente ligada a renunciar a todo aquello
que resulta perjudicial en nuestra existencia.
Volvernos a Dios no es
otra cosa que otorgarle el primer lugar. Dejar que Él sea quien gobierne lo que
pensamos y hacemos. Y, sin duda, es una opción—la mejor—de la que jamás nos
arrepentiremos.
3. Oración familiar:
©
Fernando Alexis Jiménez
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