En medio de los problemas, Dios está con nosotros |
1. Lectura
Bíblica: Éxodo 17:12,
13
2. Meditación familiar:
La Biblia nos enseña la
importancia que reviste la oración, particularmente cuando llevamos los
problemas en manos del Señor. En el capítulo 17 del libro del Éxodo aprendemos
que para enfrentar a tribus enemigas, los israelitas encabezados por Moisés,
dieron la pelea en oración y también militarmente. Una jornada de victoria, sin
duda.
Cuando Moisés clamaba “… los israelitas vencían”. Igual con
nosotros hoy. No hay nadie ni nadie que nos pueda derrotar si estamos prendidos
de la mano del Padre celestial. Si
oramos, lo imposible se hace posible. Lo que humanamente no podría
realizarse, se materializa.
Cabe aquí recordar lo
que enseña el autor y conferencista internacional, Bill J. Willhite, escribe: “La oración de fe hace posible que Dios haga
Su voluntad. La oración generalmente no cambia la mente de Dios, aunque hubo
ocasiones en que sí ocurrió. En la mayoría de los casos la oración permite que
Él haga Su voluntad… Usted puede preguntarse: ¿Mi oración puede cambiar el
clima? Probablemente no. Pero, sí es
algo que va a dar la gloria a Dios y es parte de Su plan, su oración será
contestada.”(Bill J. Willhite. “¿Por qué orar?”. Centros de Literatura
Cristiana. Colombia. 2008. Pg. 84, 85)
Hay dos dimensiones de
la oración: la individual y la colectiva. Generalmente practicamos la primera.
Clamamos y sin duda vemos victorias; no obstante cuando el asunto es grande, es
esencial que nos rodeemos de hombres y mujeres que estén dados a la oración.
Como Moisés se cansaba,
otras personas del pueblo le apoyaban. Igual, si usted y yo en algún momento
sentimos que las fuerzas nos abandonan, resulta edificante contar con
intercesores que nos rodeen en la batalla.
Las Escrituras relatan
que “Pronto se le cansaron tanto los brazos que ya no
podía sostenerlos en alto. Así que Aarón
y Hur le pusieron una piedra a Moisés para que se sentara. Luego se pararon a
cada lado de Moisés y le sostuvieron las manos en alto. Así sus manos se
mantuvieron firmes hasta la puesta del sol. Como resultado, Josué aplastó al
ejército de Amalec en la batalla.”(Éxodo 17:12, 13. Nueva Traducción Viviente)
Desconozco qué grado de
acercamiento tiene a Dios y a la oración, pero lo que sí puedo asegurarle es
que las batallas cuando las libramos en oración, las tenemos ganadas de antemano.
Quien pelea por nosotros es Dios mismo y, pobre del que se mete con nuestro Capitán…
Estará derrotado.
Cualquiera que sea la
situación que esté enfrentando, le aseguro que podrá cambiar si tan solo
permite que Dios tome el control. Entregue en manos del Padre celestial aquello
que le roba la paz o quizá el milagro que tanto necesita. No solo hallará
descanso sino que, además, verá cómo las circunstancias cambian a su favor.
¡Hoy es el día para que ocurra ese milagro!
Satanás y sus huestes,
que ya fueron vencidos por el Señor Jesús, no podrán hacerle frente.
A propósito, ¿mora
Cristo en su corazón? Hoy es el día para que le abra las puertas de su corazón.
Prendidos de Su mano emprendemos ese maravilloso camino de crecimiento personal
y espiritual que tanto hemos anhelado. ¡Ábrale hoy las puertas de su corazón a
Jesucristo!
3. Oración familiar:
“Amado
Señor Jesús, Hijo del Dios Altísimo: Gracias porque sabemos como familia que en
medio de los problemas no estamos solos. Tú nos acompañas siempre. Permítenos
desarrollar cada día mayor confianza en ti para que no libremos las batallas en
nuestras fuerzas sino en las tuyas. Sometemos en tus manos este día. Amén”
©
Fernando Alexis Jiménez
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