1. Lectura Bíblica: Juan 15:4, 5
2. Meditación familiar:
Muchas manzanas cayeron en el solar
de la inmensa vivienda que habitaba el físico y matemático Isaac Newton, pero
sólo una le llevó a perder el sueño, dejar de lado la comida y encerrarse por
días enteros --olvidado de todo y de todos-- para esbozar un principio que
marcaría un hito en la historia de la humanidad: la Ley de la Gravedad.
La
sociedad inglesa no entendía muy bien a qué se refería, y no faltó quien
murmuró por lo bajo --al paso del científico--,
que el cúmulo de ideas que bullían en su cabeza le estaban llevando a
perder la razón.
Todos
veían simplemente una manzana. Y un hecho que había ocurrido por años, desde el
momento mismo en que el hombre tuvo conciencia de existir, no revestía para
ellos mayor importancia.
Sin
embargo, Newton (Inglaterra 1642-1727) sentó las bases para establecer por qué
razón un objeto es atraído por uno de mayor volumen, densidad y peso, lo que
explica que los astros no anden volando por ahí, y que la luna se haya
conservador por siglos fiel a la tierra, siguiendo su rastro... De no existir
este principio, el universo sería un caos...
Si meditamos en este incidente
histórico, y lo aplicamos a nuestra vida espiritual, encontraremos la razón por
la que muchos cristianos crecen mientras que otros se alejan progresivamente.
Si
experimentamos la Ley
de Gravedad en nuestra relación con Dios, alcanzaremos nuevas alturas y nuestra
vida cristiana será exitosa. El Señor Jesús dijo: “Permaneced en mi, y yo en vosotros. Como el pámpano no
puede llevar fruto por si mismo, si no permanece en la vid, así tampoco
vosotros, si no permanecéis en mi. Yo soy la vida, vosotros los pámpanos; el
que permanece en mi, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mi nada podéis
hacer”(Juan 15: 4, 5).
En
cambio, distantes de El no avanzaremos y tenderemos siempre a regresar al caos
personal que nos llevo a buscarle...
Esa
situación aplica a su vida de hogar. Si Jesucristo no ocupa el centro de
nuestra familia, enfrentaremos problemas y difícilmente los resolveremos,
porque procuraremos que ocurra en nuestras fuerzas y no en las de Dios, quien
nos concede la victoria.
Si
caminamos con Dios, Él nos enseña en Su
Palabra, la Biblia, los principios y valores que necesitamos para avanzar en el
proceso de crecimiento personal y espiritual.
Su
vida puede ser diferente, próspera, de éxito por encima de las adversidades.
Pero resta que le abra su corazón al Señor Jesús y le permita obrar en su
existencia... Gracias a El, llevará mucho fruto que se reflejará en una mejor
relación con Dios, con quienes le rodean y consigo mismo... ¡Adelante! Es hora
de empezar...
3. Oración familiar:
“Amado Dios y Padre celestial, como familia sometemos en tus manos todos nuestros sueños, metas y proyectos. Te pedimos que por tu infinito poder, nos ayudes a realizarlos. Sabemos que, prendidos de tu mano, los obstáculos caerán a tierra y podremos avanzar, diariamente, en nuestro crecimiento personal y espiritual, a nivel individual y como familia. En tus manos entregamos nuestra vida. Amén”
© Fernando Alexis Jiménez
0 comentarios:
Publicar un comentario