Dios sigue manifestándose con poder en nuestra familia |
1. Lectura Bíblica: Mateo 12:38-40
2. Meditación familiar:
“Si eres Dios, entonces obra un milagro”,
gritó presa de la desesperación en la pequeña capilla de la clínica, cuando los
médicos le anunciaron que su pequeño hijito, de apenas dos días de nacido,
estaba para morir. La enfermedad que descubrieron, estaba tomando fuerza en todo
el pequeño cuerpecito.
“Vamos, respóndeme, Dios”, vociferó de
nuevo para encontrarse con el silencio apacible de un lugar solitario, rodeado
de sillas, en la que pareciera sentirse al Señor mismo, a su lado. Se sentó con
angustia y dejó que las lágrimas brotaran como un manantial inagotable.
El
poder del Creador se manifestó en el pequeñín. No lo hizo para probar que su
poder era ilimitado sino por misericordia. Una semana después daban de alta a
su esposa y al recién nacido. Aunque no imaginó que ocurriría un milagro, Dios
le demostró que estaba atento a su desesperación y que, en su infinito amor,
iba en su ayuda para mostrarle que hay alguien Superior, que hace posible todas
las cosas...
Nuestro
Supremo Hacedor nos oye cuando oramos. Él tiene poder ilimitado para
manifestarse en nuestras vidas. Sin embargo es necesario ir a Su presencia con
humildad, reconociendo que la misericordia divina es la que responde. No
tenemos méritos para recibir nada. Es simplemente y llanamente por el amor de
Aquél que nos creó.
“Un día algunos maestros de la ley y fariseos se acercaron a Jesús a
pedirle que realizara algún milagro que demostrara que realmente era el Mesías.
Pero Jesús les contestó:--Solo una nación perversa e infiel pediría más
señales; pero no se le dará ninguna más, excepto la señal del profeta Jonás.
Porque de la misma manera que Jonás estuvo en las entrañas de un monstruo
marino tres días y tres noches, yo, el Hijo del Hombre, pasaré tres días y tres
noches en las entrañas de la tierra”(Mateo 12:38-40. La Biblia al Día).
El
amado Señor Jesús les dijo que los
milagros y señales no son para despertar admiración, voces de sorpresa ni
tampoco para demostrar que en nosotros hay más espiritualidad que en otros. Él
obra cuando quiere y en quien quiere.
En
su existencia o la de alguien cercano en su familia puede producirse un
milagro; no lo pida como un reto a Dios, pídalo como un don que usted y yo, con
la mano en el corazón, no merecemos.
No
cese de clamar. Hágalo con fe, dejando de lado toda sombra de duda. Persevere
(Lucas 18:1). No permita que los incrédulos, que no han de faltar a su
alrededor, le lleven a desistir. ¡Dios responderá!. Créalo.
3. Oración familiar:
“Amado Dios y Padre celestial, te damos gracias porque—por
tu infinita misericordia—obras siempre milagros en nuestras vidas. Creemos que
si estás con nosotros, podemos ver tu mover poderoso y como familia, movernos
en esa dimensión de milagros que está disponible para todo el que creer. Oramos
que nos guíes en este día y que, como hasta hoy, sigas respondiendo a las
oraciones que hacemos en familia. Amén”
©
Fernando Alexis Jiménez
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