Dios siempre está atento a nuestra voz |
1. Lectura
Bíblica: 1 Juan 5:14,15
2. Meditación
familiar:
Por Kenneth Copeland con aportes de Fernando
Alexis Jiménez
Laura sintió que estaba sola en su trasegar por la
vida. Tenía problemas con su esposo y con sus hijos. Cuando todos salían de
casa, solía dar vueltas presa de la desesperación en la sala de su casa. No
encontraba salida al laberinto y miraba por la ventana, hacia el cielo
infinito, y decía: “Dios mío, ¿acaso no
ves la situación que vivo?” Estaba desesperada…
Si se
ha encontrado en un laberinto similar, le recuerdo que Dios le ama y escucha
todas sus oraciones.
Permítame
citarle lo que nos enseña el doctor Kenneth Copeland: ¿Alguna vez ha estado en
oración y de repente le ha perturbado la idea de que Dios no está escuchándolo?
Esto nos sucede a todos. Pero poco sabemos realmente qué hacer. Oramos de manera inconstante, diciendo las mismas oraciones de siempre, y esperamos con cierta incertidumbre que sean contestadas y sospechamos con cierta certeza que no lo serán.
Esto nos sucede a todos. Pero poco sabemos realmente qué hacer. Oramos de manera inconstante, diciendo las mismas oraciones de siempre, y esperamos con cierta incertidumbre que sean contestadas y sospechamos con cierta certeza que no lo serán.
Hoy
quiero mostrarle cómo resolver ese dilema de una vez por todas. Pero déjeme
advertirle, no voy a darle una palmadita en la espalda y asegurarle que Dios
escuchará cualquier cosa dudosa o egoísta que usted le diga. No lo hará. El
sólo ha prometido escuchar las oraciones que se hacen conforme a su voluntad.
El apóstol Juan dice que si usted ora así, puede estar seguro de que recibirá
las peticiones que le haya hecho a Dios.
La
palabra petición se define como "una
solicitud formal escrita y dirigida a un superior soberano sobre una gracia o
derecho en particular", y eso es exactamente lo que usted necesita
cuando ora por algo serio.
¿Cómo
se prepara una petición sólida que esté de acuerdo con la voluntad de Dios?
En primer lugar, tiene que escudriñar la Palabra de
Dios. Encuentre pasajes bíblicos que se aplican a su situación y úselos como la
base de su petición.
Luego arrodíllese y pregunte al Espíritu Santo. Deje que le ayude a desarrollar su petición en forma detallada. La mejor manera de hacer eso es pasar tiempo orando en otras lenguas. (Véase Romanos 8:26-27). Espere que Dios le muestre cosas "de corazón a corazón". El quiere que usted conozca su voluntad. Por lo tanto, ponga atención cuando esté orando.
Luego arrodíllese y pregunte al Espíritu Santo. Deje que le ayude a desarrollar su petición en forma detallada. La mejor manera de hacer eso es pasar tiempo orando en otras lenguas. (Véase Romanos 8:26-27). Espere que Dios le muestre cosas "de corazón a corazón". El quiere que usted conozca su voluntad. Por lo tanto, ponga atención cuando esté orando.
Por
último, escríbalo. Haga una petición formal escrita, anotando cada pasaje que
encuentre. Además, al esperar que el Espíritu Santo le dé detalles, anote las
ideas y pensamientos que Él le dé.
Tómese el tiempo necesario. Deje que el Espíritu
desarrolle su oración. Trate de asimilar la verdad que le está mostrando y
espere a que actúe en usted. Afirme la petición en su mente y cuando esté
preparado, preséntesela a Dios.
Créame, El estará escuchando.
Créame, El estará escuchando.
1
Juan 5:14,15 "Y esta es la confianza que tenemos en
él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye, y si sabemos
que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos la
peticiones que le hayamos hecho".
De
acuerdo a Romanos, la esperanza es ver algo que no se puede ver. ¿Cómo se hace
eso? Se hace mirando con los ojos espirituales las promesas de Dios contenidas
en su Palabra hasta formar la imagen que queremos.
Por
ejemplo, una de las cosas más difíciles que tuve que hacer fue encarar el hecho
de que la imagen que tenía de mí mismo era la de una persona gorda. No importaba
cuánto yo trataba de cambiar, la imagen seguía en mi mente. Siempre estaba
siguiendo dietas especiales. Debí de haber perdido (y recobrado) cientos de
libras a través de los años.
Por
último, tuve que admitir que mientras siguiera viéndome a mí mismo como alguien
gordo, mi figura externa seguiría siendo igual a mi imagen interna. Recuerde
que la fe es la que cambia las cosas, pero si no hay una imagen interna de
esperanza, la fe no puede hacer nada. Entonces decidí ayunar por siete días.
Busqué en mi Biblia todos los pasajes que hablaran acerca de la alimentación, y
encontré muchos. Medité en cada uno de esos pasajes y oré en el Espíritu por
siete días. ¿Qué estaba tratando de lograr con ello? Estaba formándome una
imagen interior diferente.
Esto
no es algo que usted podrá hacer de la noche a la mañana, sino que lleva
tiempo, especialmente si ha tenido por muchos años la imagen interna que está
tratando de cambiar. Pero usted podrá hacerlo. Vaya a la Palabra de Dios y
empiece hoy mismo a cambiar la imagen que tiene de sí mismo, transformándola en
una imagen de esperanza. Dibuje el plano en su corazón para que su fe se
edifique sobre ese plano.
Referencia Escritural: Romanos 8:24,25 "Porque en
esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; porque
lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?"
3. Oración
familiar:
“Amado Señor y Padre
celestial, gracias por lo que nos enseñas cada día como familia. Permítenos
tomar conciencia de que siempre estás atento a nuestras oraciones y respondes
con poder. Permítenos descubrir como familia, lo maravilloso que es la oración,
porque nos permite comunicarnos contigo y además, recibir respuestas de poder
desde tu dimensión de poder. Quedamos en tus manos este día. Amén”
0 comentarios:
Publicar un comentario