No permite que los obstáculos le roben a usted y a su familia la paz |
1. Lectura Bíblica: Salmo 55:22; Salmo 23
2. Meditación familiar:
Por Joel Osteen
A veces nos dejamos
consumir tanto por los sueños, por vencer obstáculos, que es lo único que
pensamos, lo único de lo que hablamos y lo único por lo que oramos. No seremos
felices si no sucede exactamente como queremos que suceda.
Si no nos
cuidamos, eso nos lleva a la frustración y hasta el resentimiento. Cuando
percibes que esto sucede, debes regresar al lugar de reposo y paz donde puedas
decir con sinceridad: "Dios, confío
en ti. Creo que sabes lo que es mejor para mí. Y, Dios, aunque no funcione como
quiero, no me sentiré infeliz. No voy a permitir que esto arruine mi día. Tomo
la decisión de alegrarme en este lugar donde me pusiste".
Entre las
historias de la Iglesia, hay una que es de mis favoritas: la de Horatio G.
Spafford, un rico comerciante que vivió en el siglo XIX. Sin embargo, no es la
historia de éxitos que podemos escuchar en nuestros días. De hecho, enfrentó horribles
tragedias en su vida…
Su esposa y
sus cuatro hijas viajaban en un barco que cruzaba el océano Atlántico, cuando
la nave chocó con otra. Junto con más de doscientas otras personas, las cuatro
hijas de Spafford perdieron la vida. La esposa le envió un telegrama
informándole de la tremenda noticia.
Horatio
reservó un pasaje para cruzar el océano y así reunirse con su atribulada
esposa.
En un
momento, el capitán notificó que pasaban por el lugar del accidente, donde
murieron sus hijas. Horatio miró con solemnidad las olas y esa noche escribió
lo que se convertiría en uno de los himnos más bellos de la fe cristiana:
"Cuando la paz como un río inunda mi
alma, cuando la pena como el mar levanta sus olas, pase lo que pase, tú me
enseñaste a decir: ‘Todo está bien. Mi alma está en paz’".
No importa lo
que suceda en el camino de nuestra vida, tenemos que ser capaces de decir:
"Mi alma está en paz. La vida quizá
me jugó malas pasadas, pero mi alma está en paz. Todos mis sueños no se
cumplieron aún, pero está bien. No tengo apuro. Se harán realidad, cuando Dios
lo disponga".
Mi plan no
resultó. Sin embargo, mi alma está en paz. Recibí una mala noticia del médico,
las cosas no se ven bien. Pero Dios tiene otra noticia. Sé que Él puede hacer
lo que los hombres no pueden. Y pase lo que pase conmigo, todo está bien. Mi
alma está en paz. Este es el tipo de actitud que necesitamos.
Tal
vez necesites una nueva perspectiva. Quizá te concentraste en lo que no tienes,
en lo que no puedes hacer, en lo que está mal en tu vida. Le decías a Dios cada
cinco minutos qué hacer y cómo, informándole que no serás feliz a menos que
todo resulte exactamente como lo deseas.
Decide
entregarle todo a Dios. El Salmo 55:22 dice: "Encomienda
al Señor tus afanes, y él te sostendrá".
No importa
qué tan oscuro o triste esté todo en tu vida, puedes echar el peso de esa carga
en Dios. Si lo haces, te elevarás más alto y verás que sale el sol en tu vida.
Esto comienza
cuando creemos que Dios está al mando. Tú puedes decidir confiar en Él, estés
donde estés. Cuando lo hagas, la batalla no te pertenecerá más. Será del Señor.
Pídele a Dios que te dé fortaleza para soportar y reposa seguro de que Él
cuidará de ti, aun en medio de las más terribles tormentas de la vida.
Tenemos que
desarrollar cada día un pensamiento como el siguiente: "Me contentaré con el lugar donde Dios me
puso hoy". Así lograremos alcanzar lo mejor de cada uno de nosotros.
3. Oración familiar:
“Amado
Padre celestial, te damos gracias porque jamás en medio de las crisis hemos
estado solos. Siempre has estado con nosotros como familia. Y cuando la
tribulaciones tocan a la puerta, has estado atento a nuestras oraciones.
Enséñanos Padre celestial a no continuar luchando en nuestras fuerzas sino a
depender enteramente de ti en medio de los obstáculos que enfrentamos
diariamente. Entregamos en tus manos la jornada de hoy, Amén”
© Joel Osteen
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