1.
Lectura Bíblica: Génesis
2:18, 19
2. Meditación familiar:
Los matrimonios de nuestro tiempo están en crisis. Las
relaciones de pareja, ante el más mínimo asomo de incomprensión, dejan aflorar
la posibilidad de acudir al divorcio. No les preocupa, por orgullo y egoísmo,
el futuro de sus hijos.
Un
alto índice de chicos y chicas inmersos en las drogas, las pandillas, una vida
sexual promiscua y la violencia, provienen de hogares disfuncionales. Los
padres no se entendían, los dejaron a la deriva, y con el paso de los años, se
aprecian las consecuencias.
Basta
que examine las estadísticas de cualquier país para que compruebe que más del
30% de quienes contraen nupcias, terminan separándose antes de los diez años.
¿Es ésta la voluntad de Dios? Sin duda que no. En su propósito eterno ha estado
siempre el que vivamos un estado de armonía, crecimiento y felicidad familiar.
Esto solo es posible cuando Dios ocupa el primer lugar en nuestra casa
¿Por qué afirmamos que la voluntad de Dios es
la felicidad del hogar? Es una buena pregunta que tiene, a su vez, una muy
buena respuesta. La razón es muy sencilla. Fue nuestro amado Padre celestial quien
instituyó la familia como leemos en las Escrituras durante el proceso de
creación. Una vez hubo creado todo “…Después, el Señor Dios dijo:
«No es bueno que el hombre esté solo. Haré una ayuda ideal para él». Entonces el Señor Dios formó
de la tierra todos los animales salvajes y todas las aves del cielo. Los puso
frente al hombre para ver cómo los
llamaría, y el hombre escogió un nombre para cada uno de ellos.”(Génesis
2:18, 19. NTV)
La
esposa es ayuda idónea, compañía para el esposo, madre para los hijos y
compañera en ese proceso maravilloso de alcanzar nuestras metas. La esposa es
un regalo y a la vez, una bendición de parte de nuestro Supremo Hacedor.
Cabe
aquí citar a Billy Graham cuando enseña: “Aparte
de la influencia religiosa, la familia es la unidad más importante de la
sociedad. Sería bueno que todos los hogares fueran cristianos, pero sabemos que
no lo son. Si es así, como familia jamás podrán ejercer la influencia debida,
más mientras ignoren las normas establecidas en las Escrituras.”(Día a Día con Billy
Graham. Editorial Vida. EE.UU. 2005. Enero 27) Piense que su familia, de la
que forma parte su cónyuge, es muy importante y debe hacer lo que más pueda
para mantenerla unida, con ayuda de Dios. Deles lo mejor de usted.
Si
bien es cierto los esposos tenemos el liderazgo, ese liderazgo sólo estará
completo cuando participa la esposa. Igual, ellas están llamadas a reconocer el
liderazgo de su marido y no a tratar de imponer su criterio en todo.
Si no
ha recibido a Jesús en su corazón, hoy es el día para que lo haga. Ábrale las
puertas de su corazón al Señor Jesús. Si tiene alguna inquietud, escríbanos a webestudiosbiblicos@gmail.com o
llámenos al (0057)317-4913705
3. Oración
familiar:
© Fernando Alexis Jiménez
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