Es esencial que, con el trato que damos a la familia, dejemos huella en ellos |
2. Meditación familiar:
Por Charles Stanley con
material de Fernando Alexis Jiménez
Por mucho tiempo Luis pretendió
que Laura, su esposa, y sus dos pequeños hijos, oraran en las mañanas. Apenas
despertaba, anhelaba que su amada esposa doblara rodilla para buscar al Señor.
Pero no era así. Era refunfuñaba cuando él le insinuaba la oración. Igual sus
hijitos. “Déjalo así, papá”, decían.
Un
día cualquiera, cansado, Luis dejó de reñir con su familia y fue él quien
comenzó a orar. Dobló sus rodillas y, pasado algún tiempo y sin presionar a
nadie, su esposa y sus hijos estaban orando., Logró influenciar en ellos
mediante el ejemplo. Es justamente lo que hacemos usted y yo: influenciar. Eso
es liderazgo. No es gritar, presionar, obligar. Es influenciar, y el primer
paso es mediante el ejemplo.
A ese aspecto se refirió
el Señor Jesús cuando enseñó: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre
des monte no se puede ESCONDER. Ni sí enciende una luz y sí pone debajo
de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así
alumbre vuestra luz delante de los hombres, para qué vean vuestras buenas
Obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”(Mateo 5:14-16)
Le
invito a considerar lo que enseña el autor y conferencista, Charles Stanley: “Es
lamentable darse cuenta de que hay muchas personas cuyas vidas carecen de un
propósito verdadero. Cabría esperar eso de quienes no conocen a Dios, pero como
creyentes debemos dar testimonio con nuestras vidas de que Dios tiene un
propósito específico para cada persona.
Al
pensar en lo que Él ha invertido en nosotros, no debería sorprendernos el que
podamos impactar de una manera poderosa a quienes están en nuestro círculo de
influencia.
En el pasaje de hoy, el Señor
Jesús describe a los creyentes como luz, y nos llama a ser un reflejo de Él en
una cultura oscurecida por el pecado. Así como la luna refleja la luz del sol,
somos llamados a dejar que la verdad y la hermosura del Cristo que vive en
nosotros, brille a través de nuestra conducta, conversación y carácter. Al
hacerlo, tenemos que repudiar el pecado porque éste debilita nuestra luz, de la
misma forma en que sucede con la suciedad sobre el cristal de una linterna.
Nuestra
influencia sobre los demás debe ser intencional. Debemos preguntarnos a
nosotros mismos a qué personas estamos impactando.
¿Estamos,
en realidad, marcando una diferencia en la vida de alguien? El hecho es que
podemos influenciar de muchas maneras. Por ejemplo, piense en el impacto de la
oración. Las posibilidades que nos brinda son inmensas —los frutos de la
oración pueden extenderse hasta los lugares más remotos de la Tierra cuando
estamos de rodillas delante del Señor.
Nunca
subestime su alcance y su círculo de influencia cuando es obediente a Dios. Si
se somete a Él, experimentará lo que significa ser “la luz del mundo”.
Que
no pase este día sin que haya tomado la mejor de su vida: recibir a Jesucristo
como su Señor y Salvador. Hoy es el día. Si tiene alguna inquietud no dude en
escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com
o llamarnos al (0057)317-4913705
3. Oración familiar:
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