Si hay algo que contribuye a la edificación familiar es el ayuno... |
1. Lectura Bíblica: Nehemías 1:4; Mateo 6:1
2. Meditación familiar:
¿Se ha encontrado alguna vez en
una situación en la que—humanamente—no sabía qué decisión tomar? Es comparable
a encontrarse en un camino que, sorpresivamente se bifurca y no hay cerca de
nosotros que nos pueda indicar en qué dirección orientarnos. Todos alguna vez,
en un momento específico, hemos experimentado esta incertidumbre. Lo grave del
asunto es que, generalmente, siempre tomamos la decisión equivocada.
Nehemías, uno de los hombres de
mayor significación en la historia de Israel, se encontraba sirviendo en la
corte real –a muchos kilómetros de Jerusalén y bajo un gobierno distinto al de
su país--, cuando recibió la noticia de que la capital de su Nación se
encontraba en ruinas.
¿Qué hacer?¿Cómo abordar al rey
para asumir la tarea de reconstruir los muros?¿Cuál sería la estrategia para
derribar los obstáculos?¿Cómo financiar un proyecto de dimensiones tan grandes?
Ante esta situación, tomó la
mejor determinación: “Cuando oí esto, me senté a llorar. De hecho, durante
varios días estuve de duelo, ayuné y oré al Dios del cielo…” (Nehemías
1:4. NTV)
Los momentos críticos de nuestra
existencia debemos someterlos en manos de Dios, y orar porque Él nos oriente,
llevándonos a tomar las decisiones apropiadas en el momento indicado.
Algo sobre lo que deseo llamar su
atención es que la oración y el ayuno, en un hombre o mujer que se caracterizan
por la búsqueda sincera de Dios, son herramientas fundamentales. ¿La razón?
El Señor Jesús nos llama a
vivenciar una espiritualidad de compromiso y consagración y tal consagración la
testimoniamos delante de Él cuando sometemos nuestra carne mediante el ayuno.
Aquí es importante anotar que el ayuno y la oración nos acercan al Padre, a Su
Presencia.
Tres tipos de ayuno
Nuestro Señor Jesucristo advirtió
sobre la importancia de hacer ayuno, oración e incluso ofrendar, pero delante
del Señor y no de los hombres para ser tenidos por muy espirituales: “¡Tengan cuidado! No hagan sus buenas acciones en público
para que los demás los admiren, porque perderán la recompensa de su Padre, que
está en el cielo. Yo, Jesús, les digo la verdad, no recibirán otra recompensa más que esa.”(Mateo 6:1.
NTV)
Ayunar no es no es únicamente
sacrificio o abstinencia, sino un tiempo de búsqueda del Señor. No está bien
que todos alrededor se enteren que estamos ayunando. Eso sería buscar la gloria
de los hombres. El ayuno es uno de los pasos en la búsqueda de intimidad con el
Señor, en el que sometamos los deseos de la carne a los deseos del Espíritu.
Cuando vamos a las Escrituras,
encontramos específicamente, tres tipos o formas de ayunar:
a.
Abstinencia de alimentos (Lucas 4:2)
b.
Abstinencia de alimentos y de líquidos (Esdras 10:6)
c.
Abstinencia de la relación sexual con la pareja, mediante mutuo consentimiento
mientras buscan de Dios (1 Corintios 7:3-6)
Por favor, tenga en cuenta que
ayunar—en cualquiera de sus variables—no debe ser mirado como un sacrificio
sino como una forma de sometimiento a Dios. Cabe aquí tener en cuenta la
apreciación del autor y conferencista internacional, Charles Stanley, quien
señala: “A lo largo de la Biblia Dios
guió a su pueblo a ayudar y orar. Y cada vez que el pueblo ayunaba y oraba.
Dios puso en acción su poder sobrenatural para hacer lo que fuera necesario con
el fin de satisfacer sus necesidades. Ya fuera provisión de sabiduría o la
derrota de un enemigo, Dios fue fiel en cumplir.”(Charles Stanley. “Trátelo con
oración”. Editorial Vida. EEUU. 1996. Pg. 38)
Dios ha respondido, y sin duda,
seguirá respondiendo a las oraciones de Su pueblo. Él reconoce cuando hay
disposición de corazón para buscarle, disposición que testimoniamos con el
ayuno.
3. Oración familiar:
“Amado Dios
y Padre celestial, cada día procuramos crecer más en nuestra relación contigo.
Reconocemos que es con Tu divina ayuda como podemos lograrlo. Quizá el ayuno ha
sido una de las disciplinas que poco nos ha gustado, de ahí que te pedimos
comprensión de la importancia de ayunar como un paso al crecimiento personal y
espiritual, en nuestra familia. Quédate con nosotros en esta jornada. Amén”
© Fernando Alexis Jiménez
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