Dios trabaja en todas las áreas de nuestra familia, para llevarnos a nuevos niveles... |
1. Base Escritural: Juan 1:40-42; Eclesiastés 3:9-13
2. Meditación familiar:
No hay duda que
se trataba de un pedazo de arcilla. Ocre, sin forma, húmedo, una tentación si
estuviera por ahí algún chico. Sn embargo estaba sobre la mesa de un alfarero. Román
se bebió con cuidado el café tinto y comenzó a pensar en la forma que daría a
la tierra. Un ave, estaría bien pero lo atrajo la idea de dar forma a un
caballo; finalmente se decidió por una vasija. “Será útil en casa”, murmuró mientras se ponía a trabajar.
Hacía calor. El
sol de octubre era particularmente intenso. El taller era ampliamente iluminado
y rayos perpendiculares de esa estrella radiante, se proyectaban sobre la
arcilla. Ahora tenía otro aspecto. Después de una y otra vez, Román le había
dado forma. La miró pensativa. Una vasija, sí, pero creyó que podría ponerle
algo de adorno. Tomó un estilete y comenzó a dibujar figuras, únicas e
irrepetibles. Una verdadera obra de arte que jamás repetiría…
Usted y yo somos
esa arcilla sin forma en manos de Dios. Nuestro amoroso Padre no nos mira como
somos hoy, llenos de errores, sino como podremos llegar a ser si permitimos que
Él trate nuestra vida.
El Evangelio
registra el maravilloso encuentro que tuvo el Señor Jesús con dos hombres,
rudos, vulgares, sin modales, que llegarían a ser—con el paso del tiempo y el
trato divino—evangelistas que llegarían muy lejos: “Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de
estos hombres que, al oír lo que Juan dijo, siguieron a Jesús. Andrés
fue a buscar a su hermano Simón y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías» (que
significa «Cristo»). Luego Andrés llevó a Simón, para que conociera a Jesús.
Jesús miró fijamente a Simón y le dijo: «Tu nombre es Simón hijo de Juan, pero te llamarás Cefas»(que
significa «Pedro»).”(Juan 1:40-42. NTV)
Desconozco si usted ha avanzado
significativamente en el proceso de crecimiento personal y espiritual, si ha
experimentado reveses o tal vez se encuentra estancado. Lo que sí sé es que, en
manos de Dios, Él transformará sus debilidades, errores y temores, en potencialidades
que serán muy útiles en Sus manos.
El autor y conferencista, Glyn Evans, lo describe
de la siguiente manera: “Es algo
maravilloso que Jesucristo no nos ve como somos; Él ve lo que podemos llegar a
ser. Aún más, Él es capaz de transformar lo que somos hasta llevarnos a agotar
nuestro potencial. Soy una persona diseñada para el futuro. Dios me ha asignado
un papel “importantísimo” en su libro eterno. Los ojos de escultor divino me
han contemplado y me ha escogido para moldearme.”(W. Glyn Evans. “Celebrando a
diario con el rey”. Editorial Portavoz.
EE.UU. 1996. Pg. 4)
No se desanime.
Usted fue concebido para grandes cosas. Dios tiene un plan maravilloso para
usted. El rey Salomón escribió: “¿Qué es lo que en verdad gana la gente a cambio de tanto
trabajo? He visto la carga que
Dios puso sobre nuestros hombros. Sin
embargo, Dios lo hizo todo hermoso para el momento apropiado. Él sembró la
eternidad en el corazón humano, pero aun así el ser humano no puede comprender
todo el alcance de lo que Dios ha hecho desde el principio hasta el fin. Así que llegué a la conclusión de que
no hay nada mejor que alegrarse y disfrutar de la vida mientras podamos. Además, la gente debería comer, beber y aprovechar el fruto de
su trabajo, porque son regalos de Dios.”(Eclesiastés 3:9-13. NTV)
Insisto: Dios no
lo ve tal como usted es hoy. Lo mira como puede llegar a ser. En Colombia hay
un pueblo hermoso que le invito a conocer. Se llama Barichara. Allí se esculpe
la piedra de manera magistral. Los artesanos no ven un pedazo de roca, ven la
imagen que alcanzarán al trabajar con martillo y cincel por algún tiempo. Es lo
que hace el Señor cuando nos rendimos a Él.
Glyn Evans
precisa al respecto que: “Él nos está formando
para mañana, para el futuro, para la eternidad. El limitar nuestro enfoque con
lo que desanima, impide ver la perspectiva de lo que podríamos llegar a ser si
permitiéramos que Dios hiciera su obra en nuestro ser.”(W. Glyn Evans. “Celebrando
a diario con el rey”. Editorial
Portavoz. EE.UU. 1996. Pg. 4)
Puedo asegurarle que si entrega
su vida en manos de Jesucristo y le permite trabajar todas las áreas de su
vida, no solamente logrará corregir los errores, superará los miedos, olvidará
el dolor de quienes le han causado daño, perdonará a su cónyuge y tantas cosas
que en nuestras fuerzas resultan imposibles, hasta alcanzar un nivel de
realización personal, el que usted tanto ha anhelado.
Si no ha recibido a Jesús como el
Señor de su vida, hoy es el día para que le abra las puertas de su corazón.
Puedo asegurarle que no se arrepentirá. Si tiene alguna inquietud, por favor,
no dude en escribirme a webestudiosbiblicos@gmail.com o llamarnos al
(0057)317-4914705
© Fernando Alexis Jiménez
3. Oración familiar:
“Amado Dios te damos gracias porque como un alfarero, tú trabajas cada
día en nosotros como familia. Nos sanas las heridas del alma, fortaleces cuando
hay debilidad en nuestra vida y nos animas a seguir adelante, sabiendo que
estás a nuestro lado para ayudarnos a cambiar. Sometemos hoy en tus manos todo
nuestro ser y te pedimos que nos ayudes a seguir ese proceso de cambio y
crecimiento, personal y espiritual, que tanto requiriéramos. En tus manos
entregamos este día. Amén”
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