¿Esta usted en una búsqueda incesante de Dios? Hoy es el día para encontrarlo... |
1. Base
Bíblica: Salmo 139:23, 24
2. Oración familiar:
El hecho de desplazarse tranquilo por la enorme
avenida, no eximía a Luis de todos los comparendos de tránsito que tenía en su
contra, los cuales sumaban algo más de mil dólares. “Con un día tan hermoso, no creo que nada malo pueda ocurrir”,
murmuró el comerciante mientras imprimía fuerza al acelerador. La noche había
sido fría, pero este día era prometedor, con un sol radiante, opacado solamente
con unas cuantas nubes grises que cubrían el cielo.
Iba tan ensimismado que no se percató del momento en
que una radio patrulla de la policía se colocó detrás y con las señales
luminosas, le instaron a orillarse. Un reflejo azulado –inicialmente—y luego
rojizo, le llamó la atención. Miró por el retrovisor y pudo ver al agente,
atento a que se detuviera.
Y fue en ese momento cuanto todas sus infracciones de
tránsito salieron a la luz en un pequeño computador que llevaba el guarda.
--Lo siento,
señor, debo inmovilizarle el auto--, le dijo.
No solo debió pagar las multas sino que estuvo
suspendido por más de tres meses. Debía limitarse a mirar el lujoso auto,
porque no podía conducirlo…
¿Ha pensado que quizá hay muchas cosas que los demás
ignoran de su vida? Tal vez usted es apreciado por los demás, un comportamiento
excelente, impecable al vestir, modales finos, palabras apropiadas. “Todo un príncipe”, diría la señora que
le atiende en la cafetería. “Una persona
educada”, comentaría el empleado de vigilancia. No obstante, usted sabe que
tiene muchas cosas por corregir.
Sabe, en lo más íntimo de su ser, que hay cosas que
debe cambiar. “Sí, tengo errores, pero
nadie los conoce”, me dirá. Pero hay alguien que sabe dónde están sus
puntos débiles. Me refiero a Dios. Él nos conoce en la intimidad.
El autor y conferencista internacional, John Piper, al
referirse a la búsqueda que todo ser humano emprende para cambiar y ser
transformado, escribe: “Tenemos un
intenso vacío en nuestro interior que demanda ser satisfecho por poderes,
personas y deleites externos a nosotros
mismos. Anhelar, necesitar y desear son la mismísima esencia de nuestra
naturaleza. Nacemos con deficiencias, necesidades e insatisfacciones. Llegamos
al mundo sin saber casi nada, y tenemos que dedicar años y años asistiendo a clases
o aprendiendo en la escuela de la vida, para poder llenar un poco este vacío de
conocimiento. Nuestros padres y maestros nos piden que hagamos cosas que no nos
gusta realizar, pero que necesitamos llevar a cabo para superar alguna
debilidad, incrementar nuestro conocimiento, fortalecer nuestros cuerpos,
refinar nuestros modales o mejorar nuestro intelecto.”(John Piper. “Los
deleites de Dios”. Libros Compartir. EE.UU. 1999. Pg. 69)
El salmista escribió: “Examíname,
oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me
inquietan. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino
de la vida eterna.”(Salmo 139:23, 24. NTV)
Quien conoce lo más íntimo de todos nosotros es quien
nos creó: Dios mismo. Y puede que ocultemos a todos quiénes somos en realidad;
probablemente nos amparamos en un antifaz. Cualquiera sea la situación, nuestro
Padre celestial nos conoce. Ante Él no podemos mentir.
Sin embargo la posibilidad de cambiar es para todos.
Usted puede hacerlo. Basta que disponga su corazón. Él desea ayudarle en el
proceso de transformar su forma de pensar y de actuar. El paso fundamental para
que pueda experimentar cambio y crecimiento. Recuerde, no solo se beneficia
usted sino también su familia. Ellos apreciarán la transformación que experimente
en su existencia. El trato hacia el cónyuge y los hijos será distinto. Usted
mismo se sentirá bien, y por supuesto, glorificará a Dios con sus acciones.
¿Qué hacer? Ábrale las puertas de su corazón a
Jesucristo. Permítale que transforme su existencia. Si tiene alguna inquietud,
llámenos al (0057)317-4913705 o escríbanos
a webestudiosbiblicos@gmail.com
© Fernando Alexis Jiménez
3. Oración
familiar:
“Dios de los cielos, a ti elevamos
como familia nuestra oración. Deseamos caminar en transparencia delante de ti.
No queremos que haya mentira y engaño en nuestras vidas, en ninguno de los
miembros del grupo familiar. Ayúdanos en el proceso de experimentar cambio y
crecimiento. Como familia, rendimos nuestra vida en tus manos. Quédate con
nosotros hoy. Amén”
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