Es necesario que saquemos el mejor provecho a todo lo que hacemos en familia |
2. Meditación familiar:
Por Charles Stanley
Aunque el pasaje de hoy trata de los esclavos,
cualquier persona puede beneficiarse de las lecciones que da el apóstol Pablo.
En el antiguo mundo romano, más de la mitad de las personas eran esclavas. No
importaba que fueran médicos, maestros o pastores de ovejas—podían ser
propiedad de otra persona.
Quizás
usted leyó el pasaje y pensó: “Eso no
puede referirse a mí. Tengo un trabajo (o un jefe, o un cliente) terrible. Le
aseguro que el apóstol está hablando a cada creyente. En su tiempo, el
sirviente inferior de una familia tenía la responsabilidad de lavar los pies
sucios de quienes entraban en la casa. Era un trabajo que lo exponía a toda
clase de abusos. Pero Pablo dice: “Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como
para el Señor y no para los hombres” (v. 23).
Los
creyentes sacan el mejor provecho de sus trabajos cuando asumen el papel de
siervos del Señor. Así es como Dios nos ve. Aunque vivimos en una sociedad que
valora la independencia, nosotros tenemos que ser diferentes y realizar el
trabajo requerido. La única vez en que estamos autorizados a desobedecer, es
cuando se nos pide que violemos la Palabra de Dios. Pero aun así, al disentir
debemos hacerlo con mansedumbre y autocontrol.
La
Biblia nos dice que los caminos de Dios no son los caminos del hombre (Isaías
55:8), y que tenemos al Señor Jesús como ejemplo: Él se hizo a sí mismo siervo
del Padre, y vino al mundo para morir por los pecados de la humanidad (Filipenses
2:5-7). El servicio obediente nos caracteriza como seguidores de Cristo y como
personas con influencia positiva sobre los demás.
La
espiritualidad ha sido siempre un tema importante para los seres humanos. Pero
en los últimos años se ha vuelto cada vez más popular, ya que la gente está
tras la búsqueda de significado y propósito para sus vidas. Lamentablemente,
muchas personas se han conformado con un camino espiritual vago que confirme
sus propias creencias, en vez de uno que ha sido construido sobre la verdad
—que puede realmente satisfacer los deseos de sus almas. Lo que no entienden es
que nunca encontrarán lo que están buscando, a menos que se conviertan a
Jesucristo.
Y
usted, ¿le ha abierto su corazón al mensaje y a la persona del Señor Jesús? Su
andar de fe se mantendrá bloqueado hasta que estas preguntas sean analizadas,
ya que solamente Cristo es el camino a una vida plena y abundante (Juan 10.10).
Tal
vez usted ha estado asistiendo a la iglesia por un tiempo, pero está comenzando
a sentir eso más como una obligación que como algo que aguarda con interés. Si
siente que está simplemente haciéndolo por inercia, quiero darle un consejo:
nunca deje de buscar a Dios. La palabra buscar implica acción y esfuerzo. Eso
significa que una relación con su Padre celestial no ocurrirá por accidente. Se
necesitan intencionalidad y comunicación.
Dios
quiere que aprendamos más de Él por medio de la lectura, el estudio y la
meditación de las Sagradas Escrituras. Sin embargo, también desea que le conozcamos
durante el tiempo que apartamos cada día para estar con Él, buscando su
compañerismo y su intimidad, tanto como su voluntad.
Cuando
nos esforzamos por buscar a Dios, comenzamos a sentir su presencia y a
comprender cada vez más cómo trabaja Él en nuestras vidas. Pero debemos
reconocer que, si bien tener comunión con Él es la manera más gratificante de
invertir nuestro tiempo, también nos dejará anhelando tener más.
Hermano,
permítame exhortarle a no dejar que nada se interponga en su camino: busque a Dios
con todo su corazón. Cuando lo haga, descubrirá la hermosa paradoja de estar
todo el tiempo con hambre del Señor, y a la vez todo el tiempo satisfecho de
Él.
3. Oración
familiar:
“Amado Dios y Padre te damos
gracias porque siempre estás con nosotros y jamás nos dejas solos. Hoy
sometemos en tus manos este día y te agradecemos el que manifiestes tu poder en
todo lo que hacemos. Danos la sabiduría para resolver problemas cuando llegan,
la humildad para perdonar a quienes nos hacen daño y la valentía para seguir adelante
cuando los obstáculos salen al paso. En tus manos quedamos. Amén”
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