Es esencial que diariamente busquemos de Dios en oración |
1. Lectura Bíblica: Juan 15:7
2. Meditación familiar:
¿Cuál es el paso más
importante de un hombre o una mujer comprometidos con el Reino de Dios? Su vida
devocional diaria. Es uno de los procesos más complejos porque quizá nos gusta
leer las Escrituras, ver buenos vídeos cristianos, asistir a la congregación,
pero reconozcámoslo: a muchos se nos dificulta la oración.
Probablemente
no es su caso, o por el contrario, forma parte del ejército de millares de
personas en todo el mundo—de todos los países, etnias y lenguas—que reconocen
la prevención que tienen frente a temas relacionados con la oración. “Si me desvelo, el mejor remedio para
conciliar de nuevo el sueño, es orar.”, dijo una mujer sincera,
reconociendo que le resultaba complicado apartar tiempo para hablar con el
Señor.
Admitámoslo:
quizá ser líderes, aún con todas las enormes responsabilidades que un cargo
representa, no nos inquieta tanto como la necesidad que tenemos quienes tenemos
el privilegio de servir a Dios, de pasar tiempo en Su Presencia. No de otra
manera podríamos servirle eficazmente.
Él nos ayuda
en el proceso de cambios pero también en los pasos siguientes, encaminados al
crecimiento personal y espiritual. Esa es la razón por la que orar está
íntimamente ligado a nuestra vida cristiana y al ministerio que desarrollemos.
Hasta tanto lo hagamos, seremos ineficaces en el Reino.
El
conferencista internacional, Gary J. Oliver, lo explica en los siguientes
términos: “Sólo cuando nos sometemos a
Dios devotamente en la oración, y humildemente buscamos su sabiduría, su
dirección y su fuerza día a día, maduraremos en nuestra re y reflejaremos la
naturaleza de Su Hijo por su gracia; Él hará por Su Espíritu que mora dentro de
nosotros. De hecho, Él quiere eso para nosotros más que cualquier cosa, y está
esperando nuestra cooperación.” (Gary J. Oliver. “Siga hasta la meta”.
Editorial Unilit. EE.UU. 1996. Pg. 44)
Sólo cuando desarrollamos intimidad con Dios podemos
conocerle y, además, ser más vigorosos en lo que emprendamos ya que Él es quien
nos enseña, guía y fortalece para cumplir nuestra misión.
Permanecer en
Dios es esencial. La Permanencia va de la mano de la intimidad y si hay
intimidad, Dios nos revelará sus secretos. Recuerdo el caso de un pastor que,
tras ser encargado de una congregación en crisis, con una deuda superior a los
250 mil dólares, no encontró más que ser obediente a sus superiores y dedicarse
a clamar. “Por varias semanas no hacía
otra cosa que orar. Leía la Biblia y oraba. Las personas preguntaban: ¿Y el
pastor? Y la secretaria les respondía:
“Está orando”. Algunos hasta se disgustaron”, relata.
No obstante,
siguió firme en la búsqueda del Señor en el lugar secreto hasta que Dios le dio
la estrategia para salir victorioso de aquella situación. Poniendo en práctica
las enseñanzas que el Padre celestial le dio en aquellos tiempos de intimidad,
la congregación comenzó a reverdecer. Hoy tiene cerca de cinco mil miembros… La
Intimidad sumada a la búsqueda de Dios en oración es igual a Resultados.
Permítame
decirle que no es algo nuevo. Es algo que siempre ha estado en la Biblia. El
Señor Jesús lo enseñó claramente a sus discípulos y a nosotros hoy: “Permanezcan en mí, y yo permaneceré en
ustedes. Pues una rama no puede producir fruto si la cortan de la vid, y
ustedes tampoco pueden ser fructíferos a menos que permanezcan en mí... Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes,
pueden pedir lo que quieran, ¡y les será concedido!”(Juan 15:4, 7. NTV)
Nadie nos
obligará a depender en todo momento del Señor. Somos usted y yo quienes tomamos
la decisión. Si deseamos ser eficaces en el ministerio que el amado Creador nos
ha dado el privilegio de tener a cargo, debemos ser hombres y mujeres de
oración. Y, recuérdelo: No deje pasar hoy la mejor decisión de su vida: Abrirle
las puertas de su corazón a Jesucristo.
Si tiene
alguna inquietud, por favor no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com o llámenos
al (0057)317-4913705
3. Oración familiar:
© Fernando Alexis
Jiménez
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