Si se lo permitimos, Dios guarda nuestra vida pero también la de nuestra familia |
1. Lectura Bíblica: Lucas 10:17, 18
2. Meditación familiar:
En cierta ocasión el Señor Jesús comisionó a sus discípulos a predicar
las Buenas Nuevas de Salvación y liberar a los cautivos espirituales. “Cuando los setenta y dos discípulos regresaron, le
informaron llenos de alegría: —¡Señor, hasta los demonios nos obedecen cuando
usamos tu nombre! —Sí —les
dijo—. Vi a Satanás caer del cielo como un rayo. Miren, les he dado autoridad sobre todos los poderes del enemigo;
pueden caminar entre serpientes y escorpiones y aplastarlos. Nada les hará daño.”(Lucas10:17,
18. Nueva Traducción Viviente)
Mientras los
seguidores del Maestro caminaban entusiasmados por Palestina compartiendo el
Evangelio, desde el mundo satánico se libraban ataques contra ellos. Jesús lo
describió como “un rayo”. Directo al
punto, con el propósito de generar destrucción. A renglón seguido el Salvador
les hizo notar que, si bien es cierto enfrentarían ese tipo de oposición—que
les ponía en peligro--, no debían temer porque ellos—y nosotros hoy—tenemos
autoridad sobre los demonios y, como lo anunció el Señor, “Nada les hará daño”.
En todo momento
debe mediar la oración, porque es en oración como entregamos nuestras vidas y
familia al cuidado del señor, como enseña el autor. Eduward Mackendree Bounds: “Dios obra por medio de la oración, así que
es por este medio que Él va a alcanzar sus fines en nosotros. Él puede obrar en
aquellos que oran, y en algunos casos usa los momentos de tribulación—que son
inevitables—para obtener sus designios de gracia.”( Edward Mackendrre Bounds. “Los fundamentos de la oración”. Editorial
Clie. España. 1996. Pg. 56)
En todo momento
debemos mantenernos prendidos de la mano del Señor Jesús, nuestro amado
Salvador y Protector. Si lo hacemos, nada nos podrá destruir, porque Él es
quien camina a nuestro lado en todo momento.
Es un principio que
no solo aplica en nuestra vida sino que se hace extensivo a nuestra familia. No
hay nada más oportuno y eficaz que entregar el hogar en manos del Señor. Él
protege a nuestro cónyuge y a nuestros hijos. Como ocurrió en la vida de Job,
el Padre celestial brindará protección a nuestra existencia, familia y
posesiones (Cf. Job 1)
Es hora de revisar
qué tanto espacio le hemos concedido a nuestro amado Padre celestial para que
tome el control de nuestra existencia y de las personas que amamos en casa. No
podemos dejar pasar esta oportunidad para rendirnos a Él.
3. Meditación familiar:
“Señor Jesús, amado Salvador, gracias porque en todo momento eres nuestro guardador y protector. Reconocemos que el enemigo espiritual asecha contra nuestro hogar, por eso ponemos en tu presencia a cada uno de nosotros. En todo momento, marcha a nuestro lado, porque en Ti encontramos protección. Entregamos en tus manos la jornada de hoy. Amén”
© Fernando Alexis Jiménez
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