Como familia, debemos dicar tiempo a Dios |
1. Lectura
Bíblica: Salmo 15:1, 2
2. Meditación
familiar:
Era un gobernante. Ocupado siempre. Unas veces atendiendo público, otras
en reuniones de junta y, otra parte de su tiempo, definiendo estrategias de
guerra. “Un ejecutivo moderno con una
agenda atiborrada de compromisos”, diría alguien. ¡Ese fue el rey David!
Nadie puede negar que tuviera múltiples compromisos que debía atender
cada día del año; sin embargo, el Dios al que amaba y servía, ocupaba el primer
lugar en todo momento. Y aun cuando no le quedaban muchos espacios libres,
sacaba tiempo—siempre—para buscar Su rostro y mantenerse en Su presencia.
Desarrolló intimidad con el Padre celestial.
¿Cómo podía lograrlo? El rey David mediante siete principios, respondió a
estos interrogantes que quizá usted se formula y que él mismo tenía presentes: “Señor, ¿quién puede adorar en tu
santuario? ¿Quién puede entrar a tu presencia en tu monte santo?”(Salmo 15:1. Nueva Traducción
Viviente)
Si alguien tan atareado pudo lograrlo, es decir, desarrollar intimidad
con el Señor, puedo asegurarle que usted y yo también si ponemos en práctica
estos sencillos fundamentos:
Un hombre que pasaba muchas horas tras el volante de un viejo taxi,
saltó a la fama en Colombia de la noche a la mañana y, sin ser artista de cine,
muchos noticiarios querían entrevistarlo.
¿La razón? Pocos minutos después que se bajara del auto un pasajero,
descubrió que había dejado una maleta. Dentro tenía más de 10 mil dólares. Se
devolvió rápidamente, entró al Centro Comercial donde había dejado a su cliente
¡Y le devolvió el dinero!
Personas así, con una rectitud a toda prueba, tienen entrada a esa
dimensión sobrenatural de Dios, como declara el rey David al responder a la
pregunta de ¿quiénes pueden adorar en el santuario del Señor? “Los que llevan una vida intachable…”(Salmo 15:2 a. Nueva
Traducción Viviente)
Es necesario renovar nuestros patrones de comportamiento. Asumir una
nueva actitud de vida. Apropiarnos de la rectitud, que aplicamos en todo cuanto
hacemos.
3. Oración familiar:
“Amado Señor Jesús: reconocemos delante de Tú
Presencia que es importante dedicarte el mayor tiempo, el que más podamos, de
nuestras vidas y de nuestra unión familiar. Tú eres quien debe reinar en medio
de nosotros: de nuestros padres, de nosotros como hijos. Somos un hogar en el
que deseamos honrarte y que tengas un altar permanente en nuestros corazones.
Quédate con nosotros hoy.”
© Fernando Alexis Jiménez
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