Los principios bíblicos deben reinar en la familia |
1.
Lectura Bíblica:
Romanos 12:2
2. Meditación
familiar:
En una reciente reunión
se quejaba una atribulada madre sobre el comportamiento de su hijo. Apenas
comenzó a involucrarse con nuevos amigos, fuera de su círculo de personas
creyentes, experimentó cambios: bebía licor, fumaba marihuana y—estaba
segura—había caído en fornicación. ¿Todavía
se puede hacer algo?
Le
explicamos todos que sí, que era posible hacer algo. Es un proceso que comienza
con nuestra propia transformación al rendirnos a Dios, y que prosigue toda la
vida, al vivenciar nuestra fe en Cristo llevando ejemplo al cónyuge y a los
hijos. Es una forma de vivir que necesariamente impacta y trae cambios a todos.
La
responsabilidad que pesa sobre nuestros hombros es muy grande, pero no estamos
solos. Comienza con cambiar nuestra forma de pensar y de actuar, y perseverar
en esa disposición de corazón. Dios nos ayuda. Él es el eje central porque, si
dependemos de Su poder, lo lograremos. Esto traerá como consecuencia cambios en
nuestra vida y en nuestra familia.
¿Cómo
reacciona una persona? Como piensa. Y, ¿cómo piensa una persona? De acuerdo con
aquello que llena su mente. Una ecuación sencilla que explica el comportamiento
de toda persona, en su vida personal, familiar y en sociedad.
Otro
elemento que va de la mano, son el tipo de principios, valores y fundamentos
que atesoramos en el corazón. Son un factor determinante en nuestra existencia
y en nuestra relación con los demás, comenzando desde nuestro círculo más
cercano, que es el de la familia.
Este
aspecto en apariencia tan sencillo pero a la vez tan importante, es el que
aborda el apóstol Pablo cuando instruye: “No imiten
las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los
transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces
aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena,
agradable y perfecta.”(Romanos 12:2. NTV)
Solamente
este versículo, corto pero cargado de una profunda enseñanza, traería una razón
esencial para impactar y transformar su existencia. Tome nota que el apóstol
Pablo nos invita a poner en una balanza las enseñanzas que ha privilegiado la
mundanalidad y tener claro que no corresponden a personas que han nacido de
nuevo en Cristo; en segundo lugar, no solo abandonar esos patrones de
comportamiento equivocados que legitima una sociedad sin principios ni valores,
sino además a dar un paso más: a la dimensión del creyente que se rige por
otras pautas.
En tercer
lugar, renovar nuestra vieja forma de pensar y por último, caminando en una
nueva perspectiva—conforme Dios lo dispone—reconocer que esa vida que el Padre
nos ofrece reúne tres pilares: es buena, agradable y perfecta.
No
abandone este análisis antes de pensar, también, que esa transformación
progresiva pero sólida que logramos en Dios, debe afectar positivamente a
nuestro cónyuge y a nuestros hijos. Un trato y una valoración diferentes, así
como el firme compromiso de transmitirle esos nuevos principios y valores que
estamos experimentando.
Si no ha recibido a
Jesucristo en su corazón, hoy es el día para que lo haga. Puedo asegurarle que
no se arrepentirá. Prendidos de la mano de Jesucristo llegamos siempre a nuevos
niveles de crecimiento personal y espiritual. Ábrale hoy las puertas de su
corazón a Jesucristo. No se arrepentirá.
Si desea escribirnos con alguna inquietud puede
hacerlo a webestudiosbiblicos@gmail.com
o llamarnos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis Jimenez
3.
Oración familiar:
“Amado
Señor Jesucristo, sabemos que si cambiamos nuestra forma de pensar, cambiará
nuestra forma de actuar. Como familia, te pedimos que nos ayudes a crecer
mediante una renovación en nuestros pensamientos. Ayúdanos a experimentar los
cambios que necesitamos en el hogar, para que haya armonía, comprensión y amor.
En tus manos quedamos. Amén”
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