Dios nos permite avanzar en el proceso de crecimiento espiritual a través de la oración |
1. Lectura Bíblica: Efesios 1:15-17; Mateo
7:7, 8; Lucas 6:12
2. Meditación familiar:
Alguien me preguntó al término de una conferencia:
“¿Cuánto tiempo debo orar?”. Y mi
respuesta fue la misma que comparto con usted: “Lo que más pueda”. En la Biografía que hacen de Luis Palau, el
afamado evangelista enfatiza que no se puede concebir a un siervo de Jesucristo
y más con compromiso ministerial, que no pase mucho tiempo en intimidad con
Aquél que lo llamó.
Cito
nuevamente al apóstol Pablo cuando escribe a los creyentes de Éfeso: “Desde que me enteré de
su profunda fe en el Señor Jesús y del amor que tienen por el pueblo de Dios en
todas partes, no he dejado de dar gracias a
Dios por ustedes. Los recuerdo constantemente en mis oraciones y le pido a Dios, el
glorioso Padre de nuestro Señor Jesucristo, que les dé sabiduría
espiritual y percepción, para que crezcan en el conocimiento de Dios. ”(Efesios
1:15-17. NTV)
Este varón de Dios no
dejaba de interceder, de clamar, de elevar peticiones al Señor y de dar
gracias. No había razón para no hacerlo.
Varios pasajes bíblicos confirman esa consagración a pasar tiempo en la
Presencia de Aquél que nos creó (Cf. Romanos 1:9; Colosenses 1:9, 1
Tesalonicenses 3:8-10; 2 Timoteo 1:3) Igual nosotros, si tenemos conciencia que
hemos sido llamados a un ministerio grande, y le recuerdo, no un ministerio de
mayor relevancia en el Reino que el de la oración.
Reuber
Archer Torrey, quien marcó generaciones enteras, asegura que: “El ministerio de la intercesión es un
ministerio poderoso y lleno de gloria, y todos podemos participar en él… Pero,
por supuesto, para mantener ese espíritu de oración constante, debemos
dedicarle tiempo, mucho tiempo, cuando nos aislamos en un lugar secreto a solas
con Dios solo para orar.”(R.A. Torrey. “Cómo orar-Secretos de la oración para
un buscador sincero”. Editorial Peniel. Buenos Aires. 2006. Pg. 15)
Nuestro
amado Salvador Jesucristo nos dio un ejemplo. Era el primero en estar en pie,
para irse a buscar al Padre en oración, e incluso cuando terminaba la jornada,
por muy cansado que estuviera.
Hay
dos textos en los que se pone en evidencia la disciplina de nuestro Salvador en
cuanto a la oración: “A la mañana
siguiente, antes del amanecer, Jesús se levantó y fue a un lugar aislado para
orar.”(Marcos 1:35. NTV), y también: “Cierto día,
poco tiempo después, Jesús subió a un monte a orar y oró a Dios toda la noche.”(Lucas 6.12.
NTV)
En el Antiguo Pacto no
hubiésemos podido ir ante Su Trono, pero ahora sí, por la gracia que se deriva
de la obra redentora de nuestro amado Redentor (Cf. Hebreos 4:16; Juan 16:24)
Todo
proceso para llegar a su feliz culminación cumple unas metas. Y desarrollar
intimidad con Dios forma parte de una dinámica de crecimiento personal y
espiritual, que no es solamente para unos cuantos sino para todos aquellos que
disponen su corazón.
Jamás
olvide que el Señor Jesús enseñó: “Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue buscando y
encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá.
Pues todo el que pide, recibe; todo el
que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta. ”(Mateo
7:7, 8. NTV)
Haga
un alto en el camino: ¿Cómo anda su vida de oración?¿Está descuidando la
búsqueda de Dios? Hoy es el día para tomar una decisión. Desarrollar intimidad
con el Señor parte de la disposición de corazón. Él sabe cómo hacerlo… y nos
ayuda en el proceso.
Si
tiene alguna inquietud, no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com o
llamarnos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis Jiménez
3. Oración familiar:
“Amado Dios
y Padre celestial, reconocemos en nuestra vida la necesidad de orar y desarrollar
intimidad contigo. Te pedimos que nos ayudes a pasar tiempo en oración, sin
preocuparnos de cuántos minutos u horas pueden ser, sino que de verdad haya búsqueda
sincera de Tú Presencia. Oramos que nos permitas crecer espiritualmente y estar
muy cerca de ti. Amén”
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