El secreto de la prosperidad permanente

El secreto de la prosperidad permanente

Dios desea prosperarnos en todo lo que
emprendamos tomados de Su mano

1. Texto Bíblico: Salmo 1:1-3

2. Meditación familiar:

¿Nos hemos  preguntado como familia lo maravilloso que puede resultar una vida de prosperidad permanente? No es necesario comprar la lotería ni tampoco números de rifas. Tampoco incursionar en negocios ilícitos ni trabajar desde primeras horas de la mañana hasta que llega la madrugada. “¿Dónde puede hallarse algo tan maravilloso?”, me preguntará usted. Y le tengo la respuesta: en Dios.

Cuando leemos los tres primeros versículos del Salmo 1, descubrimos el secreto para vivir plenamente y con prosperidad. Ese camino hacia el éxito y la vida próspera comienza cuando renunciamos a los esquemas que nos marca la sociedad, esa sin principios ni valores en la que nos desenvolvemos (v. 1) El segundo paso es caminar conforme a los principios que traza Dios, que aprendemos en el libro de los triunfadores que es la Biblia, y en la relación íntima con Dios en oración (v. 2).

¿Qué obtenemos de esa sencilla fórmula en nuestra familia? La prosperidad. Enseña la Palabra que a pesar de las dificultades que primen alrededor, habrá prosperidad, nada faltará. Las dificultades no nos robarán esa plenitud que Dios quiere ofrecernos. ¿Es lo que siempre anhelamos? Sin duda que sí.

Como familia queremos lo mejor de lo mejor para cada uno de nosotros. Y la respuesta a todos sus problemas es sencilla: volver la mirada a Dios. Permitirle al Señor Jesús que ocupe el primer lugar en nuestra vida. Todo será distinto y por fin podrá encontrar esa plenitud que por tanto tiempo ha venido buscando.

3. Oración familiar:

“Permítenos Señor Jesús comprender que tú eres la fuente de nuestra prosperidad. Que nos provees diariamente lo que necesitamos y que siempre has sido fiel, respondiendo a nuestras oraciones. Gracias por la provisión y también porque desea lo mejor para nuestra familia. Entregamos en tus manos los planes y proyectos que vamos a desarrollar y te pedimos, Señor Jesús, que nos concedas el éxito en lo que emprendemos. Amén”

© Fernando Alexis Jiménez

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