Cómo
liberarse de la preocupación enfermiza
Desde hoy entregamos en manos de Dios todo lo que nos preocupa... |
2. Meditación
familiar:
¿Qué es lo que más le preocupa a usted?
¿Su salud, su familia, o tal vez sus finanzas? Aunque la mayoría de los
cristianos dicen confiar en el Padre celestial, muchos no dejan de angustiarse.
Es importante que distingamos entre
preocupación enfermiza y preocupación legítima. Queremos, sin duda, ser
conocidos como miembros confiables de la sociedad, lo cual implica tener un
sentido de responsabilidad de modo que llevemos nuestra carga y corrijamos las
cosas que necesitan ser enmendadas. Pero la preocupación enfermiza es más que
eso; es un veneno que destruye nuestra confianza en Dios. ¿Qué podemos hacer en
cuanto a la ansiedad?
Para comenzar, necesitamos estar
conscientes de la diferencia que hay entre ser un creyente en Jesús y ser un seguidor de Jesús. Un creyente es alguien que
ha puesto su fe en el Señor para salvación, y que ha recibido el regalo de la
vida eterna. Un seguidor va más allá, y trata de conocer y obedecer a Dios.
Por medio de la Palabra de Dios,
nosotros, como seguidores de Él, entendemos cada vez más su naturaleza y el
cuidado que tiene de nosotros. Cuando lleguemos a estar plenamente convencidos
de que nuestro Dios es tan benigno y misericordioso como la Biblia lo describe,
con toda seguridad evitaremos caer en la angustia.
La Biblia enseña que Dios conoce todas
nuestras necesidades y preocupaciones, pero aun así nos ordena que no nos
angustiemos. ¿Le ordenaría Él hacer algo, sin darle la capacidad para hacerlo?
¡Por supuesto que no! El Señor quiere que usted confíe plenamente en Él y se dé
cuenta de que la angustia es inútil.
Una vez que comprendemos cómo debilita
la preocupación enfermiza la confianza en nuestro Padre celestial, y lo deseoso
que está el Señor de librarnos de ella, es preciso que veamos algunas fuentes
comunes de preocupación que podemos evitar.
La primera de ellas, es aprender a no
prestar atención a las personas negativas. Hay muchos generadores de pesimismo
a nuestro alrededor. Estoy seguro de que todos podemos pensar en diversas
fuentes de pensamiento negativo, y en los pasos que podemos dar para evitarlos;
esas fuentes pueden ser un vecino o un noticiero que nos sume en el desaliento.
No tenemos que escuchar algo malo solo porque esté causando alboroto.
Almacenar tesoros en este mundo, es otra
cosa que debemos evitar. Cuantos más bienes terrenales acumulemos, mayor será
la tentación de angustiarnos por lo que podría pasarles a las cosas que
tenemos.
Seremos dominados, bien sea por lo
material, o por lo espiritual. El Señor lo dijo de esta manera: “No
podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mt 6.24). Para evitar servir al
amo incorrecto, debemos elegir deliberadamente buscar primero el reino de Dios
y su justicia (v. 33). Esto significa que debemos esforzarnos por ser
obedientes, y someternos al plan de Dios, mientras Él nos conforma a la imagen
de Cristo.
La ansiedad puede ser vencida, pues Dios
entiende nuestra propensión a preocuparnos. Por eso ha prometido que al poner
sus asuntos en primer lugar, nuestras necesidades serán satisfechas. Cuanta más
prioridad demos a Dios, menos terreno ganará la preocupación en nuestra vida.
3.
Oración familiar:
“Amado
Señor Jesús, gracias por estar con nosotros todos los días. Hoy entregamos todo
motivo de preocupación porque tú nos enseñas en la Palabra que tienes cuidado
de nuestras necesidades. Permítenos y enséñanos a descansar en ti. Sabemos,
como familia, que confiar en ti es el secreto para ser victoriosos. En tus
manos sometemos lo que vamos a hacer en el día de hoy, Amén”
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