Si hay crisis familiares es tiempo de buscar a Dios |
1. Lectura Bíblica: 2 Corintios 6:14;
2. Meditación familiar:
Todos los seres humanos somos diferentes.
Tenemos una forma distinta de ver la vida, de reaccionar ante la vida
y, en cierta medida, de compartir la vida. ¿De dónde vienen
esas marcadas diferencias? Del entorno en el cual fuimos edificados. Un chico o
chica que provienen de una familia donde prevalecían los principios y valores,
lo reflejarán en su propia existencia cuando adulto. De igual manera, si
provienen de una familia disfuncional, tenderán a evidenciar el mismo patrón una vez conforman
su propio hogar.
Esa sola reflexión que
aplica a la totalidad de todos los que hemos contraído matrimonio, lleva a ser
muy cuidadosos cuanto tomamos la decisión de casarnos. No basta solo con estar
muy “enamorados”, inclinación que se convierte en una venda que colocamos sobre
los errores de nuestra pareja. Es esencial que seamos lo suficientemente
sensatos para hacer un análisis de los pro y de los contra. Aun cuando
parezca difícil es algo sencillo en la medida que evaluamos de dónde proviene
esa persona, y si constituyen el vivo reflejo de los errores que observó en su
familia o si ha cambiado.
En todo el proceso debe
mediar la oración a Dios. Él nos revela cuando le buscamos en oración, qué es
lo que nos conviene y qué no. Igual cuando escogemos una persona para compartir
el resto de nuestra vida.
Un sicólogo al analizar
el tema de la relación de pareja enfatizaba que en sí, todo ser humano es muy
complejo. ¿Qué razón hay entonces de apresurarse para el matrimonio? Lo
aconsejable es tomarse el tiempo necesario para evaluar la persona de la que
nos enamoramos, por la observación cuidadosa así como en oración, pidiendo a
Dios la guianza apropiada.
El apóstol Pablo
escribiendo a los creyentes de Corinto hizo esta sabia recomendación que aplica
a nuestro tiempo: “No estéis unidos
en yugo desigual con los incrédulos, pues ¿qué asociación tienen la justicia y
la iniquidad? ¿O qué comunión la luz con las tinieblas?”(2 Corintios 6:14. La
Biblia de Las Américas)
¿Por qué somos
complejos? Por nuestra forma de pensar que se refleja en lo que hacemos.
Pensamientos ligados a las acciones. Cuando trasladamos esa realidad a la
relación de parejas, encontramos las diferencias de carácter, en percepciones,
estilos y formas de asumir situaciones complicadas o sencillas.
Es así como una persona
que no sabe controlar la ira, sin duda tornará difícil la vida en pareja. ¿Es
posible seguir juntos? Por supuesto que sí en la medida que la persona
reconozca que ese patrón de comportamiento es erróneo y debe corregirlo. En
caso contrario, la solución estriba en volvernos a Dios para que toque el
corazón de nuestra pareja y traiga los cambios necesarios en su forma de pensar
y de actuar (Cf. Salmo 51:10; Jeremías 31:33, 34). Recuerde que nadie cambia a
nadie, sólo Dios puede hacerlo y el proceso se torna fácil cuando le buscamos
en oración.
Dios te dio una familia
para que la ames y la edifiques. Tu cónyuge es una bendición, lo mismo que tus
hijos. ¿Qué has hecho con ellos?¿Les has brindado adecuado cuidado? Hoy es el
día de evaluar si todo aquello que constituyó tu entorno en donde quizá hubo
errores, es lo mismo que ve tu familia hoy.
Si estás decidido a
cambiar, hoy es el día para emprender el cambio. Basta que le abras las puertas
de tu corazón a Jesucristo. Él te llevará en el maravilloso camino del
crecimiento personal y espiritual. Si tienes inquietudes, escríbenos a webestudiosbiblicos@gmail.com
© Fernando Alexis
Jiménez
3.
Oración familiar:
“Amado
Dios, hoy es un día que como familia, vamos a disfrutar. Te damos gracias por
esta oportunidad que nos brindas de estar unidos. Sabemos que nos acompañas en
el proceso de crecimiento diario. Pedimos delante de Tú presencia que nos
ayudes como familia a crecer en lo personal y espiritual. Gracias por acompañarnos
hoy. Amén”
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