Dios nos saca de la crisis que estamos viviendo ahora mismo |
1. Lectura Bíblica: 2 Reyes 18:1-37
2. Meditación familiar:
Un hombre de la antigüedad
marcó su generación. De él se dice que era un hombre íntegro, caminaba conforme
a la voluntad de Dios, y además, eliminó de todo el territorio sobre el que
gobernaba, los templos y las imágenes paganas a las que se rendía idolatría. “Será un buen rey en Judá”, comentaban
todos. Se referían al rey Ezequías (2 Reyes 18:1-5)
Cuando todo iba bien,
tropas del rey Senaquerib invadió 46 ciudades de su territorio y puso los
ejércitos enemigos alrededor de Jerusalén, donde residía Ezequías. La meta era
entrar en la capital del reino, someter a todos sus habitantes y llevarlos
presos a Asiria. El paso inicial era que le tributaran. Y Ezequías lo hizo: le
entregó los tesoros del templo de Dios. ¡Tremendo error! No podemos rendirnos
al enemigo porque el adversario siempre pedirá más! Igual ocurre con el pecado:
Si nos permitimos un solo desliz, pronto habremos incurrido en pecados mayores.
Cuando llegó la crisis,
porque era inminente la invasión del territorio, el rey Ezequías no se dejó
gobernar por la desesperación sino que acudió a Dios.
“Una vez
que los funcionarios del rey Ezequías le dieron a Isaías el mensaje del rey, el
profeta respondió: «Díganle a su amo: “Esto dice el Señor:
‘No te alteres por ese discurso blasfemo que han pronunciado contra mí los
mensajeros del rey de Asiria. ¡Escucha! Yo mismo actuaré en su contra, y
el rey recibirá un mensaje de que lo necesitan en su país. Así que volverá a su
tierra, donde haré que lo maten a filo de espada’”». (2 Reyes
19:5-7. NTV)
¿Está enfrentando
problemas? Nuestra recomendaciones que vuelva su mirada a Dios. Él desea
ayudarle. Alábelo por la situación que está viviendo porque Él se glorificará
ayudándole a superar los problemas. El autor Andraé Corouch lo explica de la
siguiente manera: “… me pregunto cuántos
pudieron habar alcanzado alturas mayores, si hubieran aprendido a remontarse
por encima de sus derrotas por medio de la alabanza. El secreto es sencillo, y
hay algo inspirador en la respuesta a alabar y a regocijarse todo el tiempo.”(Don
Gosset. “Avenida alabanza”. Editorial Vida. EE.UU. 1973. Pg. 6)
No deje que lo embargue
la desesperación. Vuelva su mirada a Dios. Usted no está solo. El Señor desea
ayudarle en todas las circunstancias. La ruta a seguir es sencilla: identifique
el problema, sométalo a Dios, confíe en el Señor y espere en Él. La respuesta
vendrá.
El autor Don Gosset lo
explica de la siguiente manera: “He estado en toda clase de situaciones que no eran
muy propicias para alabar a Dios. Pero estoy tan convencido respecto del poder
de la alabanza cuando hay crisis, que muy pocas cosas me desconciertan ahora.” (Don Gosset. “Avenida alabanza”. Editorial
Vida. EE.UU. 1973. Pg. 10)
Cuando el rey Ezequías
decidió confiar en Dios, Él escuchó sus oraciones y respondió con poder, que es
lo mismo que ocurrirá con nosotros si vamos a Él en oración.
Dice el texto bíblico
que: “Esa
noche el ángel del Señor fue al campamento asirio y mató
a 185.000 soldados. Cuando los asirios que sobrevivieron se despertaron a
la mañana siguiente, encontraron cadáveres por todas partes. Entonces
Senaquerib, rey de Asiria, levantó campamento y regresó a su propia tierra.
Volvió a Nínive, la capital del reino, y allí se quedó. Cierto día, mientras
rendía culto en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramelec y Sarezer lo mataron a espada. Luego
escaparon a la tierra de Ararat, y otro de sus hijos, Esar-hadón, lo sucedió en
el trono de Asiria.”(2 Reyes 19:35-37. NTV)
Estoy seguro que usted
desea moverse en la dimensión sobrenatural de Dios. Todos lo deseamos. Y hacerlo
es posible cuando sometemos nuestros problemas y crisis en manos de Dios. Él
sabe cómo responder con poder a nuestro clamor. Y puedo asegurarle: es nuestro
adversario el que tendrá que salir huyendo. No somos ustedes y yo, porque es Dios quien pelea nuestras batallas.
Ser un triunfador en
Cristo es posible. El primer y más grande paso que debemos dar, es entregar
nuestra vida en manos del Señor Jesús. El segundo paso es movernos en Él, ya
que tomados de Su mano poderosa, emprendemos el maravilloso camino hacia el
crecimiento personal y espiritual que tanto hemos deseado… ¡Hoy es el día de
tomar la decisión!
3. Oración familiar:
“Amado
Señor Jesús, te damos gracias en este día porque a través de la vida, nos estás
regalando siempre una nueva oportunidad. Gracias por enseñarnos a través de la
vida del rey Ezequías, muchas cosas que debemos aprender, pero también los
errores en torno a los cuales debemos mantenernos alerta. Enseñanos a ser
sabios y a caminar conforme a Tú voluntad, aplicándola en todo lo que hacemos.
Entregamos en tus manos lo que vamos a hacer en la jornada de hoy y te rogamos
que guardes nuestra entrada y nuestra salida. Amén”
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