Si Dios ocupa el centro de nuestra familia seremos ricamente prosperados |
1. Lectura Bíblica: Proverbios 29:15;
2. Meditación familiar:
Si formamos nuestra familia
bajo sólidos principios y valores, los que aprendemos de las Escrituras, sin
duda experimentaremos en conjunto cambio, y ligado a esa transformación,
crecimiento permanente en todas las áreas.
¿De qué manera generamos
impacto en la familia, para transferir lo que hemos aprendido? A través del
ejemplo. Si vivenciamos a Cristo en nuestra cotidianidad, podemos aplicar
correctivos cuando algo anda mal en la relación de pareja, o cuando nuestros
hijos cometen errores.
Corregir a los hijos es
necesario, como leemos en el libro de los triunfadores que es la Biblia: “La
vara y la reprensión dan sabiduría, pero el niño consentido avergüenza a su
madre.”(Proverbios 29:15. La Biblia de Las Américas)
A las puertas de concluir una de las más grandes
avanzadas para tomar la tierra prometida, Josué el conquistador israelita dijo
al pueblo en nombre del Padre celestial: “Yo te di tierra
que no habías trabajado y ciudades que no construiste, en las cuales vives
ahora. Te di viñedos y huertos de olivos como alimento, aunque tú no los
plantaste.”(Josué 24:13)
Si Dios ha sido tan especial con nosotros, debemos
retribuirle. Es algo a lo que no estamos obligados; lo hacemos por amor a Aquél
que nos amó primero.
Es una determinación que cada uno de nosotros toma.
Nadie nos obliga. Y si los padres lo hacemos, sin duda lo hará nuestra familia.
Por ese motivo, Josué se dirigió al pueblo en los siguientes términos: “Por lo tanto, teme al Señor y sírvelo
con todo el corazón. Echa fuera para siempre los ídolos que tus antepasados
adoraron cuando vivían del otro lado del río Éufrates y en Egipto. Sirve
únicamente al Señor. Pero si te niegas a servir al Señor, elige hoy
mismo a quién servirás. ¿Acaso optarás por los dioses que tus antepasados
sirvieron del otro lado del Éufrates? ¿O preferirás a los dioses de los
amorreos, en cuya tierra ahora vives? Pero en cuanto a mí y a mi familia,
nosotros serviremos al Señor.”(Josué 24:14, 15. NTV)
El pasaje es breve pero altamente revelador porque
plantea que es a Dios a quien debemos servir—nosotros y nuestra familia--. Reconocerlo como nuestro
Dios y disponernos para Él. Una elección que nadie más que nosotros podemos
tomar. Insisto, si lo hacemos, lo hará también nuestro cónyuge y nuestros hijos
(Cf. )
Si volvemos la mirada a Dios, y Él gobierna nuestra
vida y nuestra familia, tenemos asegurada la victoria en la relación de pareja
y también con nuestros hijos.
Jamás olvide que estamos llamados a velar por nuestro
bienestar emocional, el de nuestro cónyuge y el de nuestros hijos. Es una
respuesta al amor de Dios que siempre ha tenido en Su corazón a nuestros
hogares. Tenga presente que es en el hogar donde nuestros hijos tienen la
primera aproximación al Señor, en donde se educan en principios y valores, y
donde se sientan las bases para que permanezcan en fidelidad a Él.
5. Oración familiar:
“Amado Dios y Padre celestial,
te damos gracias al permitirnos vivir este nuevo día. Como familia te pedimos
que nos ayudes a aplicar principios y valores. Ayúdanos a asimilar lo que nos
enseña la Biblia y que, cuanto aprendemos allí, nos ayudes para cambiar nuestra
forma de pensar y actuar. Quédate con nosotros. Amén”
© Fernando Alexis Jiménez
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