Dios desea ayudarnos en el crecimiento en la relación de pareja |
1. Lectura Bíblica: Proverbios 14:1; 1 Pedro 3:3-6
2.
Meditación familiar:
Jamás podré olvidar
al hombre que conocí en una Clínica de la ciudad, específicamente en la sala de
espera de la Unidad de Cuidados Intensivos. A pocos metros de allí, la esposa
de él y mi hijo adolescente, se debatían entre la vida y la muerte. Ese hecho
nos unía a todos en ese lugar. “Si Dios
salva a mi esposo cambiaré con ella. He descubierto que la amo.”, repetía.
Él tardó veinte años en saber que la amaba, y sólo tomó conciencia cuando ella
agonizaba. La mujer murió y él quedó sumido en la soledad y bajo la pesaba
carga de una culpabilidad que reconocía. Fue necesario guiarle al amor del
Padre celestial para que cesara su tristeza…
Una de las ideas equivocadas que ha contribuido al empoderamiento del
machismo, es que la mujer es débil. Una cosa es que sea frágil—o que demanda
tratarle con cuidado—y otra que está rayando en la subestimación es decir que
es débil. Por el contrario, son fuertes y gracias a su fortaleza los hombres
podemos salir adelante. Ellas son fundamenta mentales en el hogar.
La Biblia enseña que el papel de las esposas es protagónico en la
edificación de una familia sólida: “La mujer sabia edifica su casa; más la necia con sus manos la derriba.”(Proverbios 14:1)
Como este desenvolvimiento es esencial, y como las reacciones de una
mujer son claves, es importante que pida a Dios sabiduría para ser ayuda idónea
en todo momento.
El apóstol Pedro les recomendó a las esposas: “No se
interesen tanto por la belleza externa: los peinados extravagantes, las joyas
costosas o la ropa elegante. En cambio, vístanse con la belleza interior, la
que no se desvanece, la belleza de un espíritu tierno y sereno, que es tan
precioso a los ojos de Dios. Así es como lucían hermosas las santas mujeres de
la antigüedad. Ellas ponían su confianza en Dios y aceptaban la autoridad de sus
maridos. Por ejemplo, Sara obedecía a su esposo, Abraham, y lo llamaba «señor».
Ustedes son sus hijas cuando hacen lo correcto sin temor a lo que sus esposos
pudieran hacer.”(1 Pedro 3:3-6.
NTV)
La esposa no debe perder su lugar. Es fundamental para traer equilibrio
en el hogar. Discutir con el esposo con el ánimo de rebatir sus actitudes
machistas, no contribuye a nada como tampoco, el que se aísle dejando que él
sea quien lleve toda la carga.
Otra recomendación importante es que no se descuide. Como mujer debe
preocuparse por su aspecto físico. No con ostentación sino con modestia. Una
esposa que cuida de sí misma, atrae al esposo. Una esposa que se descuida abre
puertas para que sea la mundanalidad la que lo atrape.
La esposas ocupan un espacio protagónico en la familia. Y debemos
prodigarles el respeto y honra que les corresponde. El apóstol Pedro instruyó
al respecto: “De la misma manera, ustedes
maridos, tienen que honrar a sus esposas. Cada uno viva con su esposa y trátela
con entendimiento. Ella podrá ser más débil, pero participa por igual del
regalo de la nueva vida que Dios les ha dado. Trátenla como es debido, para que
nada estorbe las oraciones de ustedes.”(1
Pedro 3: 7. NTV)
Piense por un instante: ¿Honra usted a su esposa?¿Respeta sus
sentimientos, opiniones e incluso, diferencias de criterio?¿Cuándo fue la
última vez que le dijo TE AMO?¿Qué trato les damos?
Estos interrogantes no son intrascendentes sino por el contrario,
fundamentales para que edifiquemos una relación de pareja sólida. Los hombres
debemos tomar el tiempo necesario para evaluar cómo anda la relación e
identificar de qué manera—con ayuda de Dios—podemos cambiar, corrigiendo
errores recurrentes. ¡Dios desea ayudarnos en el proceso! Él ama la familia y
nos acompaña en el proceso de sanar las heridas.
Y hablando de Dios, ¿ya recibió a Jesucristo en su corazón como su único
y suficiente Salvador? Hoy es el día para que lo haga. Puedo asegurarle que no
se arrepentirá. Si no le ha abierto las puertas de su corazón, hágalo ahora. Si
le asiste alguna inquietud, por favor no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com
© Fernando Alexis
Jiménez
3. Oración familiar:
“Amado Dios y Padre de los cielos, gracias por esta nueva oportunidad
que nos diste de reunirnos como familia. Reconocemos que si reinas en nuestro
hogar, experimentaremos cambio. Tú traes transformación a nuestra forma de
pensar y de actuar. Te damos gracias porque nos ayudas en el proceso. Danos la
sabiduría necesaria para reconocer los errores y la humildad necesaria para
disponernos a cambiar. Estamos seguros que con tu divina ayuda podemos
lograrlo. Hoy queremos consagrarte nuestra relación familiar, amado Dios, pidiendo
que nos guíes en todos nuestros caminos. Amén”
©
Fernando Alexis Jiménez
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