Dios atiende nuestras oraciones y responde con poder |
1.
Lectura Bíblica: Lucas
11:9, 10
2. Meditación familiar:
Si algo caracterizó a los creyentes del primer
siglo—y nos debe caracterizar hoy—es la convicción de que Dios responde a
nuestras oraciones (Cf. Hebreos 11:1). No se desanimaron a pesar de la férrea
oposición que enfrentaban, cuando además de la persecución en su contra,
llevaron a la cárcel al apóstol Pedro. Todos se reunieron a orar. Sabían que
habían creído en un Dios de poder. Depositaron toda su confianza en el Señor
cuando todo parecía oscuro, cuando el panorama lucía ensombrecido.
Si pedimos, recibimos.
Es algo maravilloso que nos enseñó nuestro amado Salvador Jesucristo: “Así que les digo, sigan pidiendo y
recibirán lo que piden; sigan buscando y encontrarán; sigan llamando, y la
puerta se les abrirá. Pues todo el que pide, recibe;
todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta.”(Lucas
11:9, 10. NTV)
Le invito para que
considere cuidadosamente lo que enseña este pasaje. Pedir, creer, y esperar.
Hay un Dios que nos ama y como Padre que procura lo mejor para nosotros, responde
con poder a nuestras oraciones.
Si hemos creído en Dios,
sabemos que Él responderá. Y además, que debemos perseverar, como enseñó nuestro
amado Señor Jesús: “Cierto día, Jesús les contó una historia a
sus discípulos para mostrarles que siempre debían orar y nunca darse por
vencidos.”(Lucas 18:1. NTV)
Un poco más adelante en
el tiempo, el apóstol Pablo instruyó para que “Nunca
dejen de orar.”(1 Tesalonicenses 5:17. NTV)
Si ha renunciado a la
oración hoy es el día para que retome esa búsqueda incesante de Dios,
perseverando. ¡Dios responderá con poder! En esa perseverancia debe poner todo
su ser.
La circunstancia que
reunía a los primeros creyentes era la necesidad de que Pedro recobrara la
libertad como lo describe Hechos 12. Clamaron porque sabían que en el poder
sobrenatural de Dios sí era posible. Lo hicieron con perseverancia,
desestimando cualquier voz de desaliento.
El problema que tenemos
es que, generalmente, no sabemos qué o cómo pedir. El apóstol Pablo recomendó
que dependamos del mismo Espíritu Santo para aprender de qué manera orar: “Además, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra
debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en
oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden
expresarse con palabras.”(Romanos 8:26. NTV)
Estoy convencido que
muchas veces no somos específicos al orar o que hay detrás de cada oración un
interés personal antes que honrar y glorificar a Dios cuando se produzca el
milagro. En el caso de los creyentes del primer siglo, fue el Señor quien se
glorificó cuando se produjo el milagro.
Si aún no ha recibido a
Jesucristo como señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga porque
prendidos de la mano del Señor Jesús emprendemos el maravilloso camino hacia el
crecimiento personal y espiritual que tanto hemos anhelado. Si tiene alguna
inquietud, por favor no dude en escribirnos a webestudiosbiblicos@gmail.com
© Fernando Alexis Jiménez
3.
Oración familiar:
“Dios de
los cielos, al abrir nuestros ojos cada nuevo día, no podemos menos que estar
agradecidos porque nos proteges, nos concedes el don de la vida y nos permites
permanecer unidos como familia. Reconocemos que en nuestras fuerzas no es fácil
resolver los problemas, pero sí cuando depositamos toda nuestra confianza en
ti. Sometemos la jornada de hoy en tus manos y te damos gracias porque en toda
circunstancia, nos aseguras la victoria. Amén”
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