¿Qué le
motiva a orar delante de Dios?
Es necesario desarrollar intimidad con Dios en oración... |
Fernando Alexis Jiménez
Viene
a mi memoria la historia de un creyente que pedía a Dios un auto. “Señor, los domingos es muy complicado tomar
bus y ando con toda mi familia. Provéeme un carro”. Era un clamor
insistente. Vez tras vez, lo mismo: un vehículo.
Y
llegó el día en que compró un automóvil nuevo. A través de un crédito que se
dio con facilidad. Pero hasta allí llegó el cristiano. Los domingos no iba a la
iglesia, con el auto nuevo, sino de paseo…
Se
olvidó del Dios que había obrado un milagro. Y lo más grave es que no es el
único porque como él hay infinidad de personas interesadas sólo en los
beneficios.
El
Señor conoce las intenciones de nuestro corazón y en gran medida, ese propósito
oculto levanta una barrera para que nuestras oraciones reciban respuesta, como
explicó el apóstol Santiago 4:1-3. Él enseña que no sabemos pedir y enfatiza
que el problema esencial son las motivaciones que, no revelamos a las personas,
pero que Dios sí conoce.
¿Recuerda
el texto? Le invito para que lo leamos de nuevo: “Codiciáis,
y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y
lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no
recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ” (Santiago
4: 3)
Es
importante revisar por qué y para qué pedimos las cosas. Evaluar qué motiva
nuestras oraciones. Es revisión es esencial, porque si nos estimula
experimentar una revolución en nuestra vida espiritual, es importante pedir
conforme a la voluntad de Dios, que en cuanto nos concede, Él sea glorificado y
esté en consonancia con lo que desea para nosotros.
© Fernando Alexis Jiménez
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