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La enfermedad no es la voluntad de Dios para nosotros


La enfermedad no es la voluntad de Dios para nosotros

Fernando Alexis Jiménez

P
or espacio de siete años Román estuvo padeciendo tremendos dolores en la columna vertebral. El más mínimo esfuerzo despertaba la agonía. Sentía que eran insoportables. El servicio de seguridad social de su país reconoció que enfrentaba una desviación y, aunque prometió una intervención quirúrgica, dilató la operación y se limitó a ofrecerle terapias.
Dios desea moverse con poder, obrando
milagros en su vida...
Ocurrirá lo imposible...

El hombre estaba desecho. Ni sentado ni de pie encontraba alivio. Además perdió la cuenta del número de veces que pidió a las autoridades médicas tener en cuenta su afectación con el propósito de ayudarle. Estaba seguro de que operar traería alivio. Pero no fue así. Ellos no tenían el más mínimo interés en ayudarle.

Román reconoció un día que estaba cansado de ir de un lugar para otro al tiempo que enfrentaba dolores indescriptibles. Su esposa, una fiel creyente, le recomendó pedirle a Dios un milagro.

--Si tienes fe, ocurrirá...—le aseguró con una voz que encerraba convicción y esperanza.
En un principio y tal como referiría luego, no estaba dispuesto a “perder tiempo”, pero doblegado por la dolencia, decidió clamar al Señor. Lo hizo con desespero y la misma estoicicidad de quien –habiendo naufragado en alta mar--, se prende de una tabla que sabe, será su salvación.
La sanación no se produjo inmediatamente. Fue progresiva. Dios respondió a sus oraciones. Una semana después podía asegurar que el dolor en su espalda había  desaparecido por completo. “Dios hizo un milagro en mi vida”, confesó con una sonrisa de satisfacción.

En la dimensión de los milagros

Los milagros caracterizaron el ministerio del Señor Jesús. La Biblia describe al menos 39 milagros que el Maestro realizó. Quienes se beneficiaron, creían que era algo imposible, pero lo imposible se hizo posible con el poder de Dios.
Hoy es el día apropiado para que comience
a moverse en la dimensión sobrenatural
de Dios...

Cuando se manifestaba Su poder, no solo rompía los esquemas sino que la enfermedad perdía su dominio sobre las personas. La sanación se produjo incluso a distancia. ¡Para el Señor no hay límites de tiempo, circunstancia o quizá ubicación geográfica! Los límites los ponemos nosotros.

El Señor Jesús transformó agua en vino (Juan 2.1-11); trajo sanidad al hijo de un hombre nombre (Juan 4:46-54); un paralítico se levantó por sus propios medios (Juan 5:1-47); los endemoniados eran libres (Lucas 4:33-36); en una sola jornada, infinidad de personas recibían sanidad (Mateo 8:16, 17)

Una viuda de Naín fue sorprendida con la vuelta a la vida de su hijo (Lucas 7:11-17); calmó tormentas (Cf. Mateo 8:24-27); los ciegos podían ver de nuevo (Mateo 9:27-30); los mudos hablaban (Mateo 9:32, 33); Jesús multiplicó unos pocos peces para satisfacer el hambre de multitudes (Mateo 14:13-21); los sordos oían (Marcos 7:32); un hidrópico volvió a tener sanidad (Lucas 14:1-6) al tiempo que los leprosos eran limpiados (Lucas 17:12-19)

La sanidad: un propósito de Dios para nosotros

El propósito de Dios para nosotros es que recibamos sanidad. Si estamos enfermos, no podemos resignarnos y decir  y limitarnos a decir que “es la voluntad del Señor”. Estamos aún en el tiempo de los milagros.

En la Biblia leemos un texto que echa por tierra el argumento de que “cesó la era de los milagros”. Se refiere al ministerio de Cristo: Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”(Isaías 53:5)

Observe que el versículo hace alusión a un hecho cumplido: “...fuimos nosotros curados”. No hace acepción de personas. Es para todos los que creen en Él. Prepárese a recibir un milagro en su existencia...

Uno de los pasos esenciales para recibir un milagro y experimentar una vida plena, es recibir a Jesucristo como Señor y Salvador. Basta que le abra las puertas de su corazón para que se produzca ese hecho maravilloso. Él traerá cambio a su vida y le permitirá emprender la maravillosa experiencia de crecimiento personal y espiritual.

Si tiene alguna inquietud, por favor, no dude en escribirnos a pastorfernandoalexis@gmail.com o llamarnos al (0057)317-4913705.

© Fernando Alexis Jiménez

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