¿Cuál es el ministerio más importante y por qué?

¿Cuál es el ministerio más importante y por qué?

¿Se ha preguntado alguna vez si su ministerio impacta?

Fernando Alexis Jiménez

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a pregunta surgió en el espacio que abro generalmente para interactuar con los asistentes a mis charlas. ¿Cuál es el ministerio más importante en la Iglesia y por qué? La hizo un joven que, poco después, me enteré presidía el grupo de alabanza.

Comprendí que  una respuesta, de buenas a primeras, sin duda desencadenaría una polémica. Todos estaban expectantes. Yo mismo debí hacer una pausa y pedir sabiduría a Dios sobre la forma de abordar el asunto. Cerré la Biblia con sumo cuidado, recogí las notas que tenía en hojas sueltas, y les devolví la pregunta: “Y ustedes, ¿Cuál consideran que es el ministerio más importante?”

Tal como lo supuse, se desencadenó una polémica sin precedentes. Unos decían una cosa, y otros, otra. Incluso el pastor de la congregación intervino para pedir que hablaran por turnos.

Tras varios minutos les formulé un segundo interrogante: “¿Somos conscientes que estamos librando una batalla permanente y enconada contra el mundo de las tinieblas?”. Todos asintieron.

Proseguí: “Con cuál de los ministerios somos más eficaces enfrentando a  nuestro enemigo espiritual”. Cada quien intervino, justificando la importancia del servicio que desarrollaban al interior de la congregación. Para redondear el asunto, intervine con una tercera pregunta: “Un líder, sea cual fuere el ministerio donde se desenvuelve, ¿debe orar?”. Nuevamente voces de asentimiento.

Al final de la conferencia, pasadas las diez de la noche, concluimos con un hecho que comparto con usted hoy: el ministerio de intercesión oración no pertenece a un grupo en particular, sino a toda la congregación, y si queremos ser victoriosos en todo cuanto hagamos, es sumamente importante que tengamos en cuenta este ministerio. No que sea el más importante, pero tampoco se justifica que sea la cenicienta.

La primera línea de batalla

Una de las mejores estrategias que se pueden establecer en las congregaciones, en el propósito indeclinable de extender el Reino de Dios, consiste en la conformación de un grupo de oración e intercesión. Respeto todos los ministerios, pero en mi criterio, un grupo de intercesores resulta muchísimo más eficaz que el mejor grupo de predicadores que podamos reunir.

Cuando vamos a las Escrituras encontramos un pasaje revelador: “Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito.”(Eclesiastés 4:9. Nueva Traducción Viviente)

Si hay un buen número de creyentes dedicados a la oración, sin duda el avance de su congregación en la dimensión de batalla espiritual, será mucho más agresiva y, además, poderoso para recobrar los territorios que nuestro adversario espiritual nos ha robado a lo largo del tiempo.

Los intercesores, hombres y mujeres que oran, son nuestra primera línea de batalla. Recuerde que en la dimensión espiritual no prevalece tanto el conocimiento como la autoridad, aquella que se deriva de una íntima relación con el Señor Jesús.

Es tiempo de reavivar la oración

El rey Salomó lo deja claro cuando escribe que “Si uno cae, el otro puede darle la mano y ayudarle; pero el que cae y está solo, ese sí que está en problemas.”(Eclesiastés 4:10. Nueva Traducción Viviente)

Estamos inmersos en una batalla contra el mundo de las tinieblas que no es solamente permanente sino inmisericorde, porque nuestro enemigo Satanás procura nuestra destrucción (Cf. 1 Pedro 5:8)

Nuestra arma más poderosa

Sin particularizar en qué ministerio se desenvuelve usted, no podrá desestimar que la principal arma que tenemos a mano contra el enemigo espiritual, es la oración.

El apóstol Pablo lo explicó magistralmente al escribir: “Usamos las armas poderosas de Dios, no las del mundo, para derribar las fortalezas del razonamiento humano y para destruir argumentos falsos.”(2 Corintios 10:4. Nueva Traducción Viviente)

Si oramos, si hay autoridad espiritual fruto de la intimidad permanente con el Señor Jesús, sin duda ningún enemigo espiritual podrá sostenerse en pie. Sabrá que está frente a un guerrero de oración, y ese tipo de característica—muy escasa en muchas iglesias—no es un distintivo que se pueda mostrar para ganar reconocimiento, pero sí para conmover el mundo de las tinieblas.

¿Qué logramos al orar? El apóstol Pablo lo explica en términos sencillos pero contundentes: “Destruimos todo obstáculo de arrogancia que impide que la gente conozca a Dios…” (2 Corintios 10:5. Nueva Traducción Viviente)

Estamos de acuerdo con el hecho de que todos los ministerios, como componentes esenciales del Cuerpo de Cristo, cumplen una función específica y especial en la extensión del Reino; no obstante, uno de los ministerios a los que debemos volver la mirada e incluso, reavivarlos, es el de la oración y la intercesión.

Si en nuestras congregaciones hay guerreros espirituales, crecerá la membresía, la alabanza fluirá con poder, el Espíritu Santo se moverá en todos de una manera especial, los procesos de evangelización serán más eficaces y, además, contribuiremos decididamente a extender el Reino del Señor en medio nuestro.

Valor muchísimo la oportunidad que el Señor Jesús me brinda de compartir mensajes en las iglesias y a través de la radio, así como  de escribir en diferentes medios de amplia difusión mundial, pero si me lo pregunta con sinceridad, le diré: “Lo que más valoro es la posibilidad de estar en Su presencia a través de la oración”.

Es tiempo de imprimir nuevo dinamismo a los ministerios de oración e intercesión. El Reino lo arrebatan los valientes, aquellos que doblan rodilla ante nuestro amoroso Padre celestial. Y si no oramos, quien tomará ventaja, será nuestro adversario espiritual.

Si por primera vez lee sobre estos temas, no podría despedirme sin antes invitarle para que reciba el Señor Jesús como su Salvador. Puedo asegurarle que es una decisión de la que jamás se arrepentirá, porque tomados de Su mano emprendemos el maravilloso camino hacia el crecimiento personal y espiritual que tanto hemos anhelado.

Si tiene alguna inquietud, por favor escríbame a webestudiosbiblicos@gmail.com o llámenos al (0057) 317-4913705

© Fernando Alexis Jiménez

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