Cimentando hijos para el éxito
Fernando Alexis Jiménez
P
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or muchos años, la
cantante, actriz, directora de cine y compositora, Bárbara Streisand, recibió
de su madre frases hirientes que la acusaban de “inútil”, “buena para nada”
y el anuncio de que “jamás llegaría a
ninguna parte”.
Pero esas frases se convirtieron para ella en un reto. Su
deseo de convertirse en actriz y cantante, nacieron a sus catorce años cuando
fue a una presentación en Brodway para ver la obra teatral “El diario de Ana
Frank”. Para lograr su objetivo se inscribió en el verano de 1957 en un
curso teatral, y con esfuerzo y
dedicación que le imprimía a sus actuaciones, tomó parte en varias producciones
teatrales independientes entre 1958 y 1960.
En criterio de muchos críticos, es un éxito en todo
aquello que se propone. Bárbara Streisand se preparó para triunfar. Aun
cuando tenía todo en contra, jamás se dejó arrastrar por las circunstancias.
A diferencia de su caso,
hoy día infinidad de padres forjan a sus hijos para ser “fracasados”. Pasan por
alto las enormes potencialidades de los chicos y se convierten en “enterradores
de sueños”. Les cortan las alas y ellos no pueden realizarse en ninguna área.
Se tornan inseguros y, en muchos casos, dependientes de sus progenitores.
¿Es posible desarrollar el liderazgo en nuestros hijos?
¿Qué impide que nuestros
hijos desarrollen sus potencialidades y futuro liderazgo? Hay varios factores.
El más común: la propia actitud de los padres que se especializan en cortarles
las alas desde la más tierna infancia.
El experto internacional,
Juan Casimiro, asegura que es esencial identificar los líderes que son nuestros
hijos. “Es fácil detectar a un líder
potencial, sólo basta con mirar detenidamente las actitudes de un niño. La
hiperactividad, la curiosidad por las cosas, el querer compartir con otros de
su misma edad, son algunos de los comportamientos que nos permiten avizorar un
futuro líder. Los padres tienen la enorme responsabilidad de canalizar esas
capacidades con actividades que vayan formando su liderazgo, como por ejemplo
los deportes en equipo, el teatro y otras manifestaciones lúdicas”, explica
y anota que la mejor edad para comenzar a desarrollar esta tarea, es desde los
3 años (Diario El País, 21/02/2012. Pg.
C4).
En criterio de varios especialistas,
en manos de los padres está la enorme responsabilidad de cultivar, estimular y
fortalecer las actitudes de liderazgo desde la niñez. Es imperativo hacerlo si
se tiene en cuenta que los pequeños cada día reciben más de 400 mensajes
negativos provenientes de todos los medios masivos, que si lo permitimos,
terminarán moldeando su actitud para el fracaso.
¿Cómo identificamos las
capacidades de líder en sus hijos? Es básico: cuando observamos en ellos que
jalonan, movilizando a sus compañeritos cualquiera que sea la actividad—como el
juego—que realicen. También nos ayuda, reconocer su posibilidad de tomar
decisiones rápidas, y apropiadas. Aún desde la niñez muestran esa inclinación.
Por su parte el médico
colombiano, Diego Correa, recomienda mantener ese seguimiento al liderazgo de
sus hijos, en todas las etapas de su crecimiento. “La adolescencia es una etapa donde se empieza a definir el rumbo que
queremos en nuestra vida. Es importante permitirles que se tornen partícipes en
la toma de decisiones que están directamente relacionadas con su vida, lo que
además de hacerles afianzar la seguridad interior, les ayuda a manejar la
frustración cuando se presenta. Se debe construir con él una metodología
sencilla, como es fijarse metas. Les permite desarrollar ese liderazgo en cada
fase de su existencia” (Diario El País, 21/02/2012. Pg. C4).
En su acercamiento a la
juventud, debemos estimularlos a que escojan aquella carrera o formación que le
permitirá labrarse un futuro. A este principio deben sumarse dos más, de suma
trascendencia: asumir responsabilidad por sus actos y enseñarles a expresar
gratitud. Son dos llaves que les permitirán escalar hacia la realización
personal y el éxito, con ayuda de Dios.
Educar, no sobreproteger
Una cosa es formar y otra bien
distinta, confundir educar son sobreprotección. Una organización que integra
varios sicólogos infantiles dejó expresa su recomendación: “El niño sobreprotegido, al que se le trata de solucionar todos sus
problemas, no aprende a manejar la frustración, lo que termina siendo
contraproducente. Sobreproteger no es brindar “afecto” sino decirle “incapaz”.
Inconscientemente el hijo se sentirá desvalorizado y pensará que no creen en
él…”(Diario El País. 28/02/2012. Pg. C4)
En esa dirección, reviste
importancia fundamental desde ya en principios y valores como instruye la
Biblia: “Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con
diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se
aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a
tus hijos, y a los hijos de tus hijos” (Deuteronomio 4:9)
El segundo elemento,
igualmente trascendente, es que observemos sabiduría al orientarlos e,
igualmente, les enseñemos a tomar decisiones con sabiduría (Cf. Proverbios
22:6) Sus hijos son líderes en potencia, pero usted está llamado a formarles el
carácter con ayuda de Dios, y a fortalecer sus capacidades que son las que
fundamentan hoy dan solidez para mañana, de su liderazgo.
A propósito de forjar hijos
líderes, ¿lo está haciendo en sus fuerzas o con la ayuda de Dios? Y un segundo
interrogante: ¿Ya recibió a Jesucristo como Señor y Salvador? No deje pasar
esta oportunidad. Hoy es el día para que lo haga, sin dilaciones.
Si tiene alguna inquietud,
no dude en escribirnos a pastorfernandoalexis@gmail.com
o llamarnos al (0057)317-4913705
© Fernando Alexis Jiménez
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