Confíe en Dios, Él no lo dejará
avergonzado
Fernando
Alexis Jiménez
as cuerdas bocales
estaban severamente lastimadas y unas pequeñas protuberancias hacían temer que
jamás podría volver a cantar. Y Carlos no podía creerlo. Su esposa Laura lo acompañaba
en aquél consultorio de la Clínica. Apretó fuertemente su mano cuando el médico
le dio el diagnóstico. “Lo mejor es que
se resigne”, le explico.
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¿Necesita un milagro en su vida? Hoy es el
día para que ese milagro ocurra... |
Cuatro palabras que lo marcaron.
Él mismo no se explicaba cómo sostendría a su familia. El canto era su mayor
pasión, además, de esa actividad derivaba sus ingresos.
--Lamento tener que decírselo yo, pero creo que es mejor andar con la
verdad—concluyó el facultativo.
De regreso a casa no
quiso hablar con Laura. Se limitó a mirarla, sonreír y retirar, discretamente,
las lágrimas que surcaban su rostro, inquietas, como compartiendo su desgracia.
--¿Y crees que todo está dicho, Carlos?—le dijo ella apenas cruzaron
la puerta de su apartamento--. ¿Acaso no
hemos creído en Dios?¿Dónde está la fe de la que nos hablan en la iglesia cada
domingo?—
Él la miraba
sorprendida, y aun cuando no dijo nada, reconoció que desde ese momento, tenían
el enorme reto de orar por un milagro…
Dios responderá, tenga confianza
Alrededor suyo hay
infinidad de historias como la de Carlos. La diferencia, en muchos casos, es
que las personas se dejan arrastrar por la desesperanza. Carlos, por el
contrario, no hizo más que confiar en Dios. Depositó su confianza—toda su
confianza—en Él. Creyó en el Señor del Universo, aquél que “…llama
las cosas que no son, como si fuesen.”(Romanos 4:17 b)
Es cierto, al comienzo
no fue fácil porque alrededor tenía personas gobernadas por la incredulidad que
pretendían apagar la débil llamita de su fe. “Ya te dejaste lavar el cerebro por los evangélicos”, le dijo uno, y
otro más osado: “Yo en tu caso,
disfrutaría cada instante, ya que no podrás volver a vivirlo”.
Laura lo animaba y los
dos compartieron la buena noticia, cuando el especialista lo llamó a nuevos
exámenes antes de operarlo:
--No sé qué ha ocurrido, pero ya no hay vestigios de ninguna enfermedad.
¡Usted está sano!--, concluyó el médico.
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Las Escrituras enseñan que Dios se manifiesta
con poder entre quienes le
piden un milagro...
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Hoy es su día para un milagro
Dios obra milagros en
aquellos que se atreven a creer. Basta que vuelvan su mirada a Él, y confíen
plenamente, como enseña la Biblia en boca del rey David: “Oh
Señor, te entrego mi vida… Nadie
que confíe en ti será jamás avergonzado…”(Salmo 25:1, 3. Nueva Traducción
Viviente)
El nuestro es un Dios de
milagros. ¡Nada ni nadie pueden detener Su poder! No existe nada imposible para
Él. Basta que deposite su fe en Su poder ilimitado, y los milagros ocurrirán. ¡Hoy
es su día para un milagro!
¿Desea algo
extraordinario en su vida? Ese mover sobrenatural comienza cuando recibimos a
Jesucristo como nuestro único y suficiente Salvador. Él transforma todo nuestro
ser. No deje pasar esa oportunidad…
©
Fernando Alexis Jiménez