Confíe en Dios para que los milagros ocurran

Confíe en Dios para que los milagros ocurran

Fernando Alexis Jiménez

E

staba cansado de buscar. Pasaba el mediodía y hacía un calor insoportable. Su hija María, sentada a un lado sobre una roca, le animaba. “No muevas la lámpara” replicó el padre, con impaciencia. Sin embargo la inquietud de la adolescente le llevó a levantar la lumbre. Y allí estaban buena cantidad de pinturas rupestres...

Sólo cuando aprendemos a depositar toda
nuestra confianza en Dios, los milagros
comienzan a ocurrir...

Las cuevas de Altamira dejaron el anonimato para siempre a partir de ese día de 1879. Se convirtieron en objeto de estudio de los únicos vestigios que hay sobre la vida de los cavernícolas. Los caballos, bisontes y otros animales, pintados con tintes rojo y amarillo, se convirtieron en un testimonio a la humanidad sobre los tiempos pasados.

Días después, en medio del revuelo que se desencadenó en el mundo científico, el arqueólogo Marcelo de Sautuola se preguntaba ¿Por qué siempre se buscaban cosas nuevas a ras del piso y nunca en el cielo, tal como accidentalmente lo hiciera su hijita?

No es algo nuevo. Nos suele ocurrir. Procuramos salida justo donde no las hay. Semejamos al caminante del desierto que esperaba encontrar un manantial junto a los arbustos y estaba a punto de darse por vencido, cuando al levantar la vista divisó, pocos metros más allá, un pozo de agua.

Buscando en el lugar equivocado

María se quejaba de que su esposo jamás la apoyaba. “Él siempre se ocupa de los demás, jamás de mí”, repetía molesta.

Su crítica era tan reiterativa, que cierto día los llamé a los dos. Y Raúl, el marido, me explicó que ella prefería consultar a sus amigas, que el consejo que él le brindaba. Igual cuando se trataba de suplir alguna necesidad. “¿Cómo puedo ayudarla, si ella no lo permite?”, me dijo.

Curiosamente los seres humanos, en la mayoría de los casos, procuramos orientación en extraños más que en nuestros seres amados.

Ocurre igual cuando se trata de algo que rompa los esquemas, como por ejemplo un milagro. Acudimos al yerbatero, a la adivina, al chamán, a quien sea, menos a Dios. Él si tiene respuestas para nuestros interrogantes. Y hace posible lo imposible. El

Señor es especialista e derribar nuestros argumentos y en hacer cosas que no tienen lógica; porque dicho sea de paso: eso son los milagros, algo ilógico para la mente humana.

Como un niño confía plenamente en su
padre, sin dudar, así debemos depender de nuestro
amoroso Dios...

¿En quien se apoya usted?

Este relato que ilustra el comienzo del Estudio Bíblico, cuya protagonista de doce años exploró arriba y no abajo aquello que estaba buscando su padre, nos lleva a reflexionar en nuestra vida personal. ¿A quién buscamos cuando atravesamos un período de crisis? ¿En dónde esperamos encontrar ayuda? Los amigos nos brindarán consejos pero no una solución...

Es probable que en su autosuficiente haya dejado de lado a Dios. ¿Es lo apropiado? Sin duda que no. Hoy es el día de depositar nuestra confianza en nuestro amoroso Padre celestial.

En el mundo encontraremos desilusión y palabras de desesperanza, pero si acudimos a Dios, el auxilio oportuno y eficaz pronto llegará. Así lo describió el salmista: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra”(Salmos 121:1, 2).

Su vida puede ser diferente si comienza desde hoy a depender de Aquél que todo lo puede, quien está listo para ir en su ayuda... ¡Para Dios no hay nada imposible...! Y Él quiere hacer un milagro en su vida…

A propósito, ¿Cristo Jesús, nuestro amado Salvador, gobierna ya en su vida? Si no es así, hoy es el día para que tome la mejor decisión de su existencia: abrirle las puertas de su corazón a Jesucristo. Es el comienzo de un maravilloso proceso de crecimiento personal y espiritual. Puedo asegurarle que no se arrepentirá.

Si tiene alguna inquietud, por favor, no dude en escribirnos a pastorfernandoalexis@gmail.com o llamarnos al (0057) 317-4913705.

© Fernando Alexis Jiménez

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