¿Obedecen
enfermedades inexplicables a posesión
o
influencia demoníaca?
O
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raron por Laura. Sintió alivio. Caía la noche y si hay
algo a lo que le temía, era a no poder conciliar el suelo; por esa razón, aquél
clamor de los creyentes evangélicos que había traído su hija, le despertaron
confianza y, segundos después, mucha paz. El dolor se fue yendo paulatinamente
y pudo dormir plácidamente.
¿Necesita ser sano?¿Acaso ha pensado cómo
`podrìa Dios hacerlo? Es hora de confiar en
Su poder sin límites...
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Al día siguiente, de nuevo los dolores, que algunas veces
le llevaban a llorar dominada por la desesperación. Se repitió el mismo
procedimiento: oración, sensación de calma y varias oras después, el mismo
requerimiento. Por fin Josías cayó en cuenta que algo extraño ocurría y
auscultó un poco la vida de Laura. Descubrió que un demonio de rencor operaba
en su vida, como consecuencia del encono permanente que guardaba con su yerno.
Fue producto de la decisión de perdonar, que fue liberada de la posesión
demoníaca y quedó definitivamente sana de su enfermedad.
En un lugar distante, Alberto batallaba en oración en la
soledad de una finca, a varios kilómetros de la ciudad. Horas antes el médico,
en una fría sala de hospital, le había diagnosticado cáncer, luego de revisar
varios exámenes.
--La enfermedad
está muy avanzada—le dijo--. No sé
qué podamos hacer con un tratamiento,
pero igual, procederemos, ¿te parece?—
El hombre asintió con la cabeza, aunque tenía ganas de
llorar. Una vez salió del centro asistencial, tomó la decisión de orar.
Perseverar en el clamor, en la quietud de aquél paradisíaco lugar. Clamó. Lo
hizo con fe, desde lo más profundo de su corazón.
Una sensación de paz vino tres días después. Regresó a
casa. Al regresar al médico, el facultativo se quedó mirándolo. Meneó la cabeza
con incredulidad y ordenó nuevas pruebas de laboratorio. ¡Los resultados
corroboraron que estaba sano! Dios obró un poderoso milagro…
Descubra qué es el espíritu de enfermedad y de qué
manera afecta al género humano… También la relación que tiene con el mundo de
las tinieblas…
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¿Qué
clases de enfermedad hay?
Cuando vamos a las Escrituras encontramos una estrecha
relación entre las enfermedades y la influencia o posesión demoníaca. Por
ejemplo, Mateo 12:22 nos relata que ante la visita del Señor Jesús a una ciudad
“…fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le
sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba.” Otro
caso fue el de un padre desesperado que vino al Maestro y le dijo: “Señor, ten misericordia de mi hijo, que es
lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en
el agua.”(Mateo 17:15).
El poder transformador de Jesucristo hace posibles milagros en nuestras vidas... |
Durante el ejercicio ministerial de los discípulos se dio
este fenómeno de tal manera que “…aún de las
ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de
espíritus inmundos; y todos eran sanados.”(Hechos 5:16), y el
mover de Dios a través de los discípulos –entre ellos Pablo--era tal que “…aún se llevaban a los enfermos los paños o delantales
de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos
salían.”(Hechos 19:12)
Pero hay algo más: en casos específicos, el amado
Salvador reprendió espíritus, y la persona que estaba bajo posesión o
influencia, quedó en libertad: “Y mientras se
acercaba el muchacho, el demonio le derribó y le sacudió con violencia; pero
Jesús reprendió al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y se lo devolvió a su
padre.”(Lucas 9:42)
Con fundamento en numerosos textos que encontramos en la Biblia , podemos afirmar
entonces que en muchos casos puede haber estrecha relación entre enfermedades y
posesión o influencia del mundo espiritual de maldad en una persona.
No obstante, antes de echar fuera demonios de alguien con
un padecimiento, es necesario diagnosticar que está bajo dominio u
hostigamiento de espíritus, como sugiere el reconocido ministro de liberación,
Derek Prince: “Ahora, cada vez que
experimento dolor o enfermedad de cualquier tipo, considero la posibilidad de
que haya un demonio operando. Si se prueba que el diagnóstico es correcto, por
lo general viene una liberación completa y rápida. Si el problema se debe a una
condición física natural, por otro lado, oro por sanidad y espero la respuesta
de Dios. También estoy agradecido por la ayuda de los médicos y de los
medicamentos cuando Dios guía en esa dirección.”(Prince, Derek. “Echarán fuera
demonios”. Editorial Desafío.2001. pg. 78)
Reprendiendo
la enfermedad
Nuestro amado Señor Jesús enfatizó el hecho que nuestro
Adversario espiritual sólo procura el mal para la creación de Dios que somos
usted y yo: “El ladrón sólo viene a robar, matar y
destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en
abundancia.”(Juan 10:10, Nueva Biblia al Día)
Conociendo entonces, que muchas enfermedades no obedecen
al deterioro físico, el Salvador ministró liberación sobre las personas y en
cierta ocasión, cuando fue invitado a casa del apóstol Pedro, reprendió sobre
su pariente la enfermedad, tal como lo relata el evangelista Lucas:
“Al salir Jesús de la sinagoga se fue a la
casa de Simón. La suegra de éste estaba enferma y con fiebre muy alta, y le
pidieron a Jesús que hiciera algo por ella. Él se inclinó sobre ella y ordenó
que la fiebre se le quitara, y se le quitó. Ella en seguida se levantó y
comenzó a servirles.”(Lucas 4:38, 38. Nueva Biblia al Día)
Observe
que ordenó a la fiebre que se fuera de ella. ¿Cuántas veces ha ordenado usted a
una dolencia que se vaya de su cuerpo o del de alguien más? No olvide jamás que
en usted se mueve el poder de Dios y que es necesario ejercerlo.
En
el poder y la autoridad de Jesucristo dejamos sin poder todo espíritu de
enfermedad sobre las personas…
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El autor
cristiano Derek Prince precisa que ante alguien con enfermedad, es necesario
que en nuestra condición de cristianos comprometidos, ejerzamos discernimiento: “Sería absurdo sugerir que todas las
enfermedades son causados por demonios. Algunas lo son, otras no. De ahí que
sea importante desarrollar el discernimiento, de modo que podamos identificar
las enfermedades causadas por demonios y las que no.” (Prince, Derek. “Echarán fuera demonios”. Editorial Desafío.2001. pg. 78)
La enfermedad, producto del deterioro físico, obedece a
la condición de pecado del hombre que se evidenció en el Jardín de Edén y que
lo llevó a perder la comunión con Dios, como lo relatan las Escrituras. Esa
naturaleza caída abrió puertas a la enfermedad y la muerte.
¿Por qué no aceptamos la enfermedad?
Como
cristianos reconocemos que Dios nos concibió sanos y para disfrutar plenamente
de nuestra existencia. La enfermedad causa dolor, desasosiego y desesperanza.
Sin embargo, por la obra redentora del Señor Jesús tenemos asegurada la sanidad
tal como lo explica el profeta Isaías: “Él fue
traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él
recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados.”(Isaías
53:5, Nueva Versión Internacional)
¡Hay sanidad para su vida y la mía! Debemos tomarla en el
nombre glorioso de Jesucristo. Declarar sobre nuestra vida, no solo que
rechazamos la enfermedad sino que recibimos de Dios la sanidad que Él ya nos dio.
No es para mañana ni pasado, es para hoy.
¿Cómo
ser libres de la enfermedad?
Hay dos hechos importantes para considerar. El primero,
es reclamar en Jesucristo la sanidad que Él aseguró para nosotros al morir en
la cruz. Lo hacemos orando y confesando con nuestros labios aquello que
sabemos, Dios ha dispuesto para nosotros.
La oración es clave en este proceso, acogiendo la
instrucción que impartió el apóstol Santiago: “¿Está
afligido alguno entre ustedes? Que ore. ¿Está alguno de buen ánimo? Que cante
alabanzas. ¿Está
enfermo alguno de ustedes? Haga llamar a los ancianos de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite
en el nombre del Señor. La
oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y si ha pecado, su
pecado se le perdonará.”(Santiago 5:13-15)
¿Es posible que Dios responda? Si ésta pregunta asalta su
mente, deséchela. Es el diablo mismo quien pone la duda en su corazón y no debe
permitirla. Recuerde que según las Escrituras, Dios nos escucha a usted y a mi,
comprometidos con el Señor Jesucristo: “La oración del
justo es poderosa y eficaz. Elías era un hombre con debilidades como las
nuestras. Con fervor oró que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante
tres años y medio. Volvió
a orar, y el cielo dio su lluvia y la tierra produjo sus frutos.”(Santiago
5:16-18, Nueva Versión Internacional)
Ahora, si tiene la sensación que hay posesión o
influencia demoníaca generando esta dolencia, es necesario que lleve a la
persona a renunciar a la enfermedad en el nombre de Jesucristo y en la
autoridad del Hijo de Dios, declararla sin poder, fuera de su vida. ¡Dios
responde con poder!
Le invito para que tome la decisión más importante de su
vida: Recibir a Jesucristo como Señor y Salvador. Es una decisión de la que
jamás se arrepentirá.
Si tiene alguna inquietud, por favor, no dude en
escribirme a pastorfernandoalexis@hotmail.com
o llamarme al (0057)317-4913705.
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