Controle sus emociones negativas
para ser libre de enfermedades
Fernando
Alexis Jiménez
uando Lucía se miró al
espejo, descubrió nuevamente ese brote en la piel que tanto le preocupaba
porque si algo deseaba, era lucir bien siempre. Eran unas pequeñas escamas blancas que,
inicialmente surgieron en sus cejas pero que—progresivamente y casi de manera
imperceptible—se fueron extendiendo por sus pómulos.
|
Dios quiere traer sanidad a nuestro
mundo interior y ayudarnos
a emprender una nueva vida...
|
--Comprendo tu preocupación—le dijo el dermatólogo--. Tienes una piel muy hermosa, pero ya ves,
estas vetas son producto de tus preocupaciones--.
Ella lo miró con
desconcierto. –No creo… es decir, no
encuentro relación con estos brotes--.
El galeno tomó su tiempo
para explicarle la relación entre las preocupaciones y cargas emocionales y la
enfermedad.
--Debes aprender a manejar tus situaciones cotidianas; de lo contrario,
ningún medicamento te servirá…--, le explicó.
Esa recomendación, que
ella no compartió al principio, resultó eficaz. Someter sus preocupaciones e
incertidumbres en manos del Señor Jesús, fue un paso definitivo para la sanidad
de la afección en la piel.
Recuerdo el caso de una
joven mujer afectada por una extraña manifestación de artritis. Junto con mi
esposa Lucero oramos varias veces por ella. Pasaba noches tranquilas, pero de
nuevo la volvían a asaltar los dolores. La situación persistió por algún tiempo
hasta que le pregunté si albergaba rencor hacia alguien. Sólo cuando admitió
que odiaba a su yerno, y oramos para que Dios pusiera perdón en su corazón, fue
sana totalmente.
La ciencia ha venido
probando aquello que por siglos estuvo advertido en la Biblia: que las
emociones negativas causan enfermedades.
Emociones negativas y enfermedades van de la mano
Las emociones negativas
que tienen a controlarnos, están íntimamente ligadas a las enfermedades. El
Centro de Enfermedades de Atlanta, en Estados Unidos, reveló recientemente que
el 80% de las enfermedades como asma, artritis, úlceras, dolores de cabeza y
problemas cardíacos, estaban asociados a sentimientos como tristeza, ansiedad,
pesimismo, falta de perdón y estrés (Citado en informe de la Agencia AP.
29/03/2012).
El científico, Bruce
Lipton, de la Universidad de Stanford, explicó que estados emocionales mal
administrados causan una profunda afectación en nuestro organismo. Explica que:
“…Si podemos eiminar o controlar nuestras
emociones negativas, hay muchas posibilidades de que los problemas de salud se
minimicen e incluso, que desaparezcan”(Revista Nueva. Nro. 1276. Pg. 34. Colombia. 02/05/2012)
¿Qué se debe hacer? Los
especialistas coinciden en asegurar que es necesario poner límites a las
reacciones airadas, a sentimientos de soledad, al odio, la ansiedad y la
tristeza, entre otras, avanzando hacia su pleno control con ayuda de Dios.
Desde la Universidad de
Stanford se informó que “Las
investigaciones han comprobado que una actitud positiva actúa sobre el sistema
inmunológico, elevándolo, y trayendo mejoramiento de enfermos con afecciones como cáncer, ya que al
producirse una reducción en la ansiedad, las preocupaciones y la tristeza, el
cuerpo está más dispuesto a enfrentar lo que le causa mal” (Revista Nueva. Nro. 1276. Pg. 64. Colombia. 02/05/2012)
Es imperativo, entonces,
someter la carga emocional que nos perjudica, en manos de Dios, como paso para
recibir sanidad física y emocional.
Someta sus emociones en manos de Dios
Los seres humanos somos
muy complejos. Lo que se anida en nuestro ser, ni nosotros mismos alcanzamos a
dimensionarlo (Cf. Jeremías 17:9) Si bien es cierto la sicología ha logrado
avances de mucha significación, quien conoce a plenitud nuestro mundo interior
es Dios y es Él quien puede traer sanidad completa.
La Biblia enseña que
todo aquello que guardamos, consciente o inconscientemente, debemos entregarlo
en manos del Señor, quien nos permite superar hechos traumáticos o escenas que
siguen latentes en nuestra mente y nos impiden avanzar: “Echa
sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al
justo.”(Salmo 55:22)
Igualmente las
Escrituras nos enseñan que, si consideramos que la desesperación nos agobia,
que no podemos controlar nuestras emociones y que tal vez nos sentimos como en
un callejón sin salida, es a nuestro amoroso Dios a quien debemos acudir “Porque satisfaré al alma cansada, y saciaré a toda alma
entristecida.”(jeremías 31:25) La sicología es valiosa, sin
duda, pero quien realmente trae sosiego y sana las heridas de nuestra
existencia, es Dios mismo.
Una joven a quien visité
en una clínica, tras un intento fallido de suicidio, compartía su angustia tras
un aborto y dos relaciones sentimentales que habían terminado en fracaso. “Creo que me causaron mucho daño”, se
lamentó. Examinamos las Escrituras, especialmente aquellas hermosas promesas de
Dios Padre donde nos muestra los maravillosos planes que tiene para nosotros.
Finalmente le recordé
que Aquél que podía sanar su vida, física y emocionalmente, era el Señor Jesús
quien dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados
y cargados, y yo os haré descansar.”(Mateo 11:28)
No tiene sentido que
sigamos arrastrando una pesada carga emocional cuando Dios quiere traernos
sanidad y llevarnos a un disfrute de la existencia, a plenitud, dejando
sepultado el ayer y mirando el presente de victoria y el futuro prometedor que
se abre delante de nosotros.
No deje pasar este día
sin entregar en manos de Jesucristo todo lo que le impide seguir adelante:
dolor, tristeza, angustia, sensación de fracaso y aquello que nos lleva al
estancamiento.
A propósito, ¿Ya recibió
a Jesús como el Señor de su vida? No deje pasar esta, la más importante
oportunidad de su existencia. Ábrale las puertas de su corazón. Su vida
experimentará crecimiento personal y espiritual.
©
Fernando Alexis Jiménez
(C) Fernando Alexis Jiménez