Dios lo busca afanosamente
para darle una vida plena
Fernando Alexis Jiménez
I |
magine por un instante a alguien que recién sale de su trabajo. Fin de mes. A duras penas tiene el dinero suficiente para irse a casa. Está apurado. Son las seis de la tarde y en Santiago de Cali la brisa de los farallones baña el rostro de todos. Comparten un propósito común: llegar a sus hogares pronto. Antes incluso de que se produzca el embotellamiento del tráfico. En la noche es insoportable.
¿Escasez? Todos la hemos enfrentado y Dios, en ese momento, reafirma que es nuestro proveedor… |
Va camino a la playa de estacionamiento de autobuses. Lleva las monedas en su mano derecha. Juguetea con ellas nerviosamente. Está ansioso. “Ojalá pase pronto mi colectivo”, medita.
De pronto, tropieza. No estaba dentro de su presupuesto mental. Es más, era lo que menos pudo suponer que ocurriría. “Un incidente normal”, pensará usted. No, no lo fue. Una de las monedas rodó por el suelo. Los segundos que tardó en recorrer unos pocos centímetros, le parecieron eternos. Y cayó dentro de una rejilla de alcantarillado.
Nuestro amado y poderoso Dios quiere que experimentemos una vida plena... |
Sin pensarlo dos veces se puso a buscarla. Estaba desesperado. Es cierto que se trataba de una divisa de mínimo valor, pero la necesitaba. Era la forma de asegurar su transporte a casa.
Lo esperaba su esposa y un pequeñín de tres años. Estaba hurgando en el fondo de la recámara cuando lo encontró un agente de policía. Le llamó la atención. “¿Qué hace ahí?”, le inquirió. La explicación del sujeto expresaba tanto su angustia, que el guarda le ayudo a sacarla del fondo húmedo.
Cuando tuvo la moneda de nuevo en su mano, sonrió como si hubiese ganado un valioso trofeo.
El Señor va en su búsqueda
Dios anda afanosamente en su búsqueda… |
El hombre tirado junto a una cámara de desagüe fue patética, pero refleja a quien busca afanosamente algo que perdió. Así es Dios. Él sabe de su situación azarosa. Es conciente de los momentos de sufrimiento que ha atravesado. Sabe de su desesperanza. Pero ante todo: desea ayudarlo. Por eso va en su búsqueda.
El Señor Jesús lo describió de la siguiente manera: “¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿acaso no dejaría las otras noventa y nuevo en el monte para ir a buscar la oveja extraviada? Y si logra encontrarla, de seguro se alegrará más por esa oveja que por las noventa y nueve que no se extraviaron. Así también, el Padre de ustedes que está en el cielo no quiere que se pierda ninguno de estos pequeños.”(Mateo 18:10-14. Versión Popular).
Cuando sienta que llegó al final del camino, que está desorientado, que no encuentra una salida a su crisis, que nadie lo entiende y que está solo, recuerde que nuestro Padre celestial lo ama y va en procura suya. Tiene el propósito de encontrarlo y ofrecerle una vida renovada, prometedora y plena.
No siga dándose tumbos contra el mundo. En sus fuerzas no puede cambiar, pero sí en las fuerzas de Dios. Acéptelo hoy. Recíbalo en su corazón como el único y suficiente Salvador. Descubrirá que hay un mundo por descubrir y disfrutar. ¡Decídase ahora mismo!
Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirme a pastorfernandoalexis@hotmail.com o llámeme al (0057)317-4913705…
© Fernando Alexis Jiménez
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