Gobernante en un pueblo que no existe

Gobernante en un pueblo que no existe

Fernando Alexis Jiménez

Belén de Bajirá es un pueblo perdido en las selvas chocoanas, tan distante que el sol despierta tarde y los vientos que azotan las montañas se convierten en una simple brisa que trae el sabor inconfundible de la sal del mar Pacífico, sobre sus casitas de madera y zinc.

El alcalde, Aníbal Salas Palacio, es un negro fornido con la figura de boxeador callejero, que despacha desde las calles junto a un escritorio de madera que ya evidencia las inclemencias del tiempo.

Debemos permanecer firmes en Cristo,

sabiendo que vamos de camino

a la ciudad celestial...

Sin embargo, este cuadro pintoresco reviste una característica particular. Él es el gobernante de un pueblo que no figura en los registros del gobierno colombiano. Por eso lleva más de dos años sin recibir salario y, forzado por las circunstancias, hace las veces de cartero, guarda de tránsito aunque no hay vehículos, conserje, secretario, barrendero y plomero ocasional.

Aunque lleva varios meses peleando por un reconocimiento estatal, las autoridades se niegan a otorgarle a su patria chica la condición de municipio porque los linderos no coinciden con los registros topográficos de tiempo atrás.

Aníbal es el alcalde de un pueblo que no existe. Lo fundó un grupo de aventureros a comienzos del siglo pasado y, desde entonces, es un territorio de nadie...

Camino a un pueblo nuevo, en la eternidad

Esta historia novelesca de la realidad que rodea a mi país, me hizo recordar una promesa que hallamos en el Apocalipsis, el último libro de la Biblia.

En ella el apóstol Juan hace una vívida descripción del lugar celestial al que vamos usted y yo, tras aceptar al Señor Jesús como único y suficiente Salvador.

Humanamente encontraremos solo

ruinas y soledad... En Dios

hay esperanza y vida eterna...

Dice: "He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias" (Apocalipsis 3:11-13).

Si lo razonamos desde la perspectiva lógica, es como Belén de Bajirá, el pueblito perdido en la distancia de Colombia. No tiene ubicación exacta. Es indeterminada. Pero si miramos la nueva Jerusalén con los ojos de la fe, entendemos que es el lugar al que iremos una vez concluyamos la existencia y emprendamos el viaje ineludible hacia el más allá.

Esa es nuestra meta y hacia ella nos dirigimos, asidos de la mano del Señor Jesucristo. Y sabemos que aunque las tribulaciones golpean nuestra existencia, llegará el momento glorioso en el que toda lágrima se enjugará de los ojos, las dificultades no traerán tribulación y un sol de esperanza por siempre jamás, brillará frente a nuestros ojos...

Por favor, no deje que pase este día sin que tome la mejor decisión de su vida: recibir a Jesucristo como su Señor y Salvador. Es la mejor decisión que pueda tomar…

Si tiene alguna inquietud, no dude en llamarme al (0057)317-4913705 o escribirme a pastorfernandoalexis@hotmail.com

Ps. Fernando Alexis Jiménez